Type and imaginas.

Finn Jones.

Desperté, y no en mi habitación. Estaba en un cuarto de colores claros, con cortinas azules y sillones blancos, tumbada sobre una enorme y mullida cama.
Estaba desnuda. Eso y la sensación que reinaba en mi entrepierta apuntaban a una noche de sexo de la cual no me acordaba.
A mi lado llacia tumbado un hombre, no mucho mayor que yo, guapo a rabiar y que dormía plácidamente. En su hombro izquierdo pude ver un par de marcas. Estaba segura de que las había hecho yo, pues en un hombre, los hombros eran mi debilidad. Y joder! El sexo debía de haber sido magnífico, pues pocas veces, muy pocas, había sentido las ganas de morder.
Recogí mis cosas y me vestí. Ordene la habitación un poco y tire los condones que había por ahi.
En el salón, encontré una libreta. Una nota? Si. Buena idea.
Buenos días, desconocido.
No quería ir sin despedirme y como estabas durmiendo he pensado en dejarte una nota. Por cierto, te robo un paraguas, esta diluviando. Ya lo mandaré por correo. Gracias por lo que parece que fue una magnífica noche.
Sinceramente, VR.
Deje la nota a la vista y paraguas en mano, salí.

Tres días más tarde, de camino a la oficina de correos a enviarle el paraguas al desconocido, lo pensé mejor.
Lo entregaría yo.
Llegue a la casa a media tarde y toque la puerta despreocupada.
El hombre, guapo de cojones, me abrió la puerta.
-Em...hola?
-Hola. Vengo ha hacer una entrega.
-De que?
-De un paraguas.
Entonces su cara cambió, una pequeña sonrisa surgió en ella.
-Perdón por robarlo.
-No hay problema.
-Y perdón por no esperar a que despertaras.
-Tampoco hay problema con ello. Me gustó la nota. Bonita letra, VR.
-Gracias, desconocido.
-Finn Jones.
-Vega Roberts.
Nos dimos un apretón de manos.
-Quieres pasar?
-Y tu salir? - contraataque.
-Me estas pidiendo una cita?
-Y tu? Me estas invitando a tu cama?
-Puede. - dijimos al mismo tiempo.
-De acuerdo, tu ganas, dejame coger mis cosas. - Finn se perdió en el salón de su apartamento.
Unos minutos más tardes, ya estábamos bajando.
-Donde me vas a llevar?
-A McDonald's.
-Enserio?
-Que mejor que una hamburguesa.
-Dejame pensar... TU. Enserio, podríamos quedarnos en casa.
-Luego?
Y me dio una espléndida sonrisa.
El camino hacia McDonald's fue ameno. Finn era un tipo gracioso y divertido.
-A que te dedicas, Vega? - dijo él una vez había acabado con su hamburguesa.
-Soy dependienta. Trabajo en una tienda de música.
-Música? Vinilo, Cd?
-Lo que busques.
-Interesante. La buscaré algún día.
-Y tu?
-Soy actor. Juego de Tronos? Iron Fist?
-

Tu. Loras. Joder. - por qué me ponía tan nerviosa de repente?
-Oye... Soy un tipo normal.
-Lo se. Lo que pasa es que... Bueno. No me había dado cuenta.
-No importa.
Y de repente, silencio. Nuestros ojos enganchados entre ellos, sin poder romper la conexión que existía entre nosotros.
- También quería decirte que no soy de esas que se acuestan con cualquiera que conozcan en un bar.
-Lo se, yo tampoco soy de esos que van buscando alguna mujer para llevarse a la cama.
Compartimos una sonrisa.
-Voy a sonar como un idiota, pero estoy acojonado. - Dijo cuando ya llevábamos un rato por la calle.
-Por?
-No se. Por ti, creo. Estoy realmente nervioso.
-Yo soy la que está con un actor famoso. No tú!-empuje su brazo.
-Tengamos otra cita. - Dijo entrelazando nuestras manos
-Te estás despidiendo de mí?
-No. Ni de coña. Sólo te estoy pidiendo una cita.
Y antes de darnos cuenta, estábamos en la puerta de su casa.
-Quieres pasar?
-Si.
Ambos sabíamos lo que iba a pasar. Y ambos lo queríamos con todas nuestras fuerzas.
Espere paciente a que abriera la puerta, y una vez dentro, me deje llevar.
El primer contacto entre nosotros fue sutil. Un simple roce de su mano en mi cintura.
Lo siguiente fueron mis dedos en su mandíbula, sobre su barba,  guiando su boca a la mía para darle un beso que derivaría en otros más largos y profundos.
Me declaraba fan incondicional de su boca, de la manera que sus labios atrapaban a los míos y su lengua los recorría como si intentara memorizar cada milímetro de piel.
Y así fue como acabamos en la cama. La ropa desaparecía poco a poco.
Y para cuando quisimos darnos cuenta, estábamos extasiados sobre las sábanas color crema.
-No puedo esperar a esa segunda cita-dije agotada.
Finn me rodeo con sus brazos y me pego a su cuerpo, tanto, que pensaba que me rompería algún hueso.
Sus labios sellaron los míos.
Mierda. El era el hombre con el que quería pasar mi vida entera.