Short: Spencer Reid.

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Ni siquiera sabía si Spencer estaría en casa cuando llamé a la puerta. Tardó unos minutos en responder, y cuando abrió, se frotaba un ojo con una mano.
-Nat. Que haces aquí?
-Em... Yo...
-Pasa, estás un poco pálida.
Se echo a un lado y me dejo entrar.
Tenía que decirle tantas cosas... No sabía ni por dónde empezar.
-Te encuentras bien?
Asentí rápido, aunque era mentira. Sentía presión en el pecho, quería gritar y llorar.
-Ha pasado algo? Son las cuatro de la mañana.
-Recuerdas a Arthur?
Spencer me miró extrañado.
-Si.
-Llevo sin saber nada de él desde el lunes. Ni un mensaje o una llamada. Nada. Y... Y... Yo pensaba que iba bien. Me gustaba, creo que yo le gustaba a él. Y... Estaba ilusionada... Llevo tanto tiempo sin tener una relación de verdad que... Quería que funcionará y enamorarme de él y... Joder. - tuve que parar para respirar. Las lágrimas casi ni me dejaban ver. - Ha desaparecido. Sigo viendo sus fotos en Internet,... Pero no... No me contesta los mensajes y las llamadas. Y... Mis relaciones nunca funcionan.
Spencer me miraba sorprendido. Tenía los labios entreabiertos.
-No... No se que decir. - murmuró.
Tome aire. Había venido a esto, despues de todo.
-Recuerdas lo que pasó entre nosotros hace cinco años? - murmure con el corazón latiendo fuerte.
Jadeo.
-No podría olvidarlo aunque quisiera... - susurró.
Trague saliva.
-Aquella fue la única vez en la que un hombre realmente se ha portado bien conmigo.
Nos rodeo el silencio. Spencer no parpadeaba, no se movía y parecía que ni respiraba.
-Eres... Eres el único que alguna vez se ha preocupado por mi, Spencer. - dije en un sollozo. - Y... Siento venir a decirte esto a estas horas un miercoles por la noche. Seguramente estés cansado. Pero... Tenía que sacarlo de mi y...
-Estoy enamorado de ti. No puedo dejar de pensar en ti. Desde ese día. - dijo sin dejar de mirarme a los ojos.
Solloce aún más fuerte. Sentía como si estuviera perdiendo la fuerza. Había venido aquí llorando, buscando un poco de calor humano y cariño de mi persona favorita del mundo, y ahora él me confesaba sus sentimientos.
Mis pies me llevaron solos hasta a él, quien me abrazo con fuerza.
Llore en su hombro durante largos minutos mientras Spencer me acariciaba el pelo despacio. No me quería mover por miedo a que todo fuera un sueño, a que dejara de ser real. Simplemente no podía.
-Ey. - Spencer me movió un poco. Acariciando por primera vez en demasiado tiempo mi mejilla. - Eres increíble. Vale? Todos esos... Hombres son unos idiotas. No... No los mereces.
-Tú... Eres perfecto, Spencer.
-No lo soy. - dijo mirándome a los ojos y limpiando mis lágrimas con sus pulgares.
-Para mí si. Eres todo lo que necesito. Tú me haces feliz, me cuidas y... Me respetas.
Me dio un beso en la frente.
-Te quiero. - dijo antes de inclinarse y darme un beso en los labios. - Nunca he tenido una relación.
-No me importa.
-No quiero fastidiarlo.
-No lo harás, Spencer. - dije agarrando me a su ropa.
-Quieres quedarte? - susurro sobre mí boca.
Asentí ansiosa antes de juntar nuestros labios.
Estaba tranquila y estaba feliz. Estaba con él.

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