Capítulo 32

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En el capítulo anterior de El Resurgir de los von Carstein, tanto Vlad como Isabella marchaban durante la noche para saciar su sed de hambre en Nami no Kuni.

Por otro lado, en Nuevo Castillo Drakenhof, Karin von Carstein envía a Ai y Saul von Carstein a la frontera al mando de un ejército para enfrentarse a la amenaza que representaban los hijos de la Gran Rata Cornuda.

P. O. V. Normal

Nami no Kuni

Mientras todo el mundo dormía el matrimonio de la noche seguía despierto, deambulando por las calles de Nami no Kuni como si fueran sombras, fantasmas del pasado que nadie podría observar o creer que existiesen; y algo de razón tenían. Nadie podría llegar a imaginar que Naruto y Tayuya fuesen las reencarnaciones de los primeros condes vampiro de Sylvania, una pareja unida en la vida y en la muerte que no descansarían hasta obtener el premio que se les fue negado: el mundo.

El día pronto comenzaría y los primeros rayos de luz cenicienta alumbrarían todo a su paso, desterrando la oscuridad y las criaturas que atrae hasta la noche siguiente. Las nubes igualmente no parecían moverse, como si un poderoso y antiguo conjuro les hubiese forzado a desafiar al mismísimo sol para negarle la vista a un lugar tan recóndito como era el País de las Olas. Seguidamente la gente despertaría y se convertiría en una ebullición de personas como podría ser de una población esclavizada y atemorizada por el gobierno de terror que había instaurado Gato, ciertamente un gobierno que poco asustaba a los von Carstein presentes, porque el control que el diminuto dictador ejercía sobre la población que atormentaba y extorsionaba no se comparaba en nada con el control que ellos tuvieron sobre los pobladores de Sylvania. Inclusive Konrad o Mannfred, que destruyeron todo lo creado por Vlad, llegaron a ejercer un mejor control sobre sus vasallos, teniendo en cuenta que Konrad se volvió completamente loco y Mannfred era un arrogante de primera.

Habían transcurrido unos cuatro días desde que llegaron a Nami no Kuni, y por el momento su supuesto sensei solamente se había centrado en Sasuke, entrenándolo y puliéndolo como el arma que quería Hiruzen, los ancianos del consejo y los civiles, porque se notaba desde muy lejos que el alumno estrella que una vez tuvo el padre de Naruto había desaparecido por una persona melancólica que no olvidaba el pasado, hasta el punto de desesperarse por las acciones realizadas, que era un cascaron roto, sencillo de manipular. En todo ese tiempo, Hatake no les enseño absolutamente nada que, aunque no hubiese servido de nada, eso daba a entender que lo único que servía Kakashi era para entrenar a la Princesa de Konoha y espiarles de una manera demasiado clara y erróneamente, porque solamente cumplía con éxito la mitad de su misión.

Durante los días que pasaron Naruto y Tayuya se habían encargado de armar y entrenar a base de clones de sombra a los ciudadanos de Nami no Kuni para reunir, aunque sea, un pequeño batallón de soldados para retrasar la llegada de los hombres de Gato cuando se encargasen de Zabuza y su ayudante. La idea provino de que de esta forma conseguirían debilitar al poder militar del diminuto dictador, eliminar a las personas que podían sencillamente darse cuenta de que serían convertidas en lo más parecido a esclavos en la practica cuando el matrimonio de la noche tomase el control, y al mismo tiempo engrosaban sus filas con un par de cientos de zombis más; que serian añadidos a los otros centenares que encontraron de los pocos que intentaron desafiar a Gato y de los propios mercenarios contratados por este.

Naruto: Son peores que los humanos que lideree a la batalla para salvar Altdorf del ataque de las huestes del Padre de la Plaga. Comenta Naruto observando el entrenamiento de los aldeanos. Se esperaban que fuesen mediocres; que no consiguiesen cosechar los frutos que esperaban antes de morir, y que los pocos que valiesen demostrasen su habilidad cuando se enfrentaran a su enemigo, pero verlos entrenar y ser una masa indisciplinada y que no sabía cumplir bien las órdenes de entrenamiento servían de muy poco. – Incluso los zombis saben luchar mejor que ellos, y eso es decir mucho -. Sigue diciendo escarbando en su memoria; recordando los tiempos en el que el Gran Nigromante le había devuelto a la vida como uno de sus Mortarcas, uno de sus generales, y tuvo que levantar un ejército de la nada para ayudar al Imperio a detener la amenaza del Caos; llamó a las armas miles de muertos, pero fueron insuficientes por lo que tuvo que recurrir a reclutar regimientos de humanos de la provincia de Sylvania para multiplicar sus fuerzas; no obstante, eso no impidió que la ciudad de Sigmar cayese definitivamente, pero no a manos de los siervos de la plaga, sino de los hijos de la Gran Rata Cornuda.

El Resurgir de los von CarsteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora