Capítulo 53

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En el capítulo anterior de El Resurgir de los von Carstein, las huestes de Nurgle entraron en el reino de Ghyran y se enfrentaron a una coalición de elfos liderados por los dioses Tyrion, Teclis, Malekith y Alarielle, pero, al final, los hombres del dios del Caos se impusieron y ganaron la batalla.

P. O. V. Normal

Continente Elemental, Hi no Kuni, Konohagakure no Sato, Estadio de las Finales de los Exámenes Chunnin

Finalmente había llegado el día, las Finales de los Exámenes Chunnin se celebraban hoy. Gente de todas las naciones aliadas y neutrales con Konoha, desde jornaleros hasta nobles importantes, pasando por comerciantes de toda gama, nobles menores y shinobis infiltrados de distintas aldeas ocultas, habían acudido para presenciar los combates que finalizarían los Exámenes Chunnin en Konoha.

Las comitivas de los nobles eran una amalgama de pomposidad, arrogancia, poder y riqueza con unas procesiones de cientos de siervos, vasallos y samuráis. Ellos estaban en sus carruajes tranquilos, relajándose hasta llegar a su destino y lanzando improperios y órdenes por doquier para acelerar la marcha y sentarse cuando antes en sus asientos.

Los comerciantes entraban en Konohagakure no Sato con cargamentos inmensos de productos de toda índole con la decisión clara de vender la máxima cantidad posible en la aldea. Muchos de ellos ahorraban durante grandes períodos de tiempos para comprar estos productos con la intención de recuperar la inversión durante las finales y los días posteriores, ya que se prolongaba la euforia del gran día, y se iban a sus hogares. Si no podían quitarse toda la carga durante esos días la vendían por el camino por un precio reducido.

Los comercios en Konoha estaban encantados con el aluvión de gente que venía a su hogar para presenciar las Finales de los Exámenes Chunnin. Sus establecimientos mientras vendían como nunca, iban agrandando el patrimonio de los miembros del Consejo Civil, que controlaban la mayoría de las tiendas, y de los distintos clanes de la aldea.

Pero, sin duda alguna, los que sacaron mayor tajada de este asunto fueron las casas de apuestas y el Clan Uzumaki. El primero porque nobles de toda índole, incluyendo la hermana del Daimyo de Hi no Kuni, estaban apostando grandes sumas de dinero por sus favoritos, como derrochando otra cantidad en intimidar a los otros participantes para garantizarse la victoria; el segundo recibía una parte importante del dinero dilapidado por los extranjeros al comprar los productos en el recinto comercial del clan, que en estos días eran un bullicio de actividad comercial vendiendo todo tipo de productos, desde armas exquisitamente fabricadas hasta vestidos y telas de la mejor calidad que desafiaban a los famosos sellos Uzumakis, pero siendo los más débiles e inofensivos para los planes de nuestro protagonista.

Esto ocasionó la furia del Consejo Civil, sobre todo de su líder, Haruno Mebuki, al ver que su oportunidad de recuperar la influencia que perdieron ante Naruto se esfumaba ante sus ojos. Ellos pensaron que, con la llegada de las Finales de los Exámenes Chunnin, recuperarían el dinero que no consiguieron por la sucia estratagema del demonio contra ellos y obtendrían mucho más para llenar sus arcas en estos fabulosos días; no obstante, lo único que consiguieron fue observar con odio y aire de derrota como su principal enemigo se enriquecía, a lo que ellos pensaban, a su costa.

Todo eso sucedió tan rápido que Hiruzen no supo como actuar. El Consejo Civil le vino con una furia inmensa exigiendo que se les diese el dinero recaudado por Naruto que no eran impuestos al considerarlos legítimamente suyos, una exigencia que le hubiera encantado al anciano líder complacer al sentir como debilitaría la posición del Clan Uzumaki, pero que no pudo satisfacer al tener las manos atadas por la hermana del Daimyo al forzarle a solucionar sus problemas con los hijos del Remolino, como que era ilegal expropiar el patrimonio de un Clan perteneciente a la aldea si no estaban en caso de guerra y era necesario para la supervivencia de los gastos permanentes de la aldea oculta contra sus enemigos, cosa que significaba que las deudas estaban por los cielos y se encontraban en una situación financiera crítica. Lo peor de todo era que dicho decreto tenía que tener el visto bueno del Clan expropiado junto con la garantía de recuperar la suma perdida cuando se pudiese.

El Resurgir de los von CarsteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora