Capítulo 38

202 15 0
                                    

En el capítulo anterior de El Resurgir de los von Carstein, había pasado cierto tiempo desde la reunión con el consejo y la carta de Karin. Desde entonces nuestros protagonistas se quedaron el complejo del clan Uzumaki hasta la fecha de los Exámenes Chunnin.

P. O. V. Normal

Más allá del Continente Elemental, Shyish, Nagashizzar

Arkhan: Sabía que finalmente llegarías a entender el punto de vista verdadero, Neferata. Le dice Arkhan el Negro a la Señora de Lhamia mientras la primera de los vampiros avanzaba serpenteante entre los salones de la capital del imperio de no muertos del Gran Nigromante.

Neferata: Sé perfectamente que si desafío a Nagash tarde o temprano seré destronada, Liche. La oscura sombra de tu amo ha comenzado a verse entre mi corte y cada vez más varios de mis vasallos están en contra de mis decisiones. Conozco verdaderamente la razón de su comportamiento al ser enfermados por la influencia de Nagash, por tanto, si sigo negándome a su gobierno acabaré perdiendo todo lo que tengo. Le responde al comentario de la mano derecha del gobernante legitimo de Shyish con una furia que desprendía en sus palabras. La rabia de sentirse impotente ante el avance de Nagash entre sus fuerzas la carcomía día tras día. Y queriendo mantener lo máximo posible el control de su reino fue directamente a Nagashizzar para arrodillarse ante el Gran Nigromante y salvar todo lo que podía de sus huestes y gobierno. – Parece ser que no has cambiado nada; sigues siendo el mismo lamebotas de Nagash que cuando nos reencontramos en Sylvania y Nehekhara -. Le comenta con el ceño fruncido pensando en todos los movimientos que tendría que hacer desde este mismo momento.

Arkhan: Puede ser que sí, puede ser que no. ¿Quién sabe? Ha pasado demasiado tiempo desde que nuestro señor fue desterrado del plano mortal por adoradores de Sigmar; además, mi señor quería recompensarte debidamente por volver a servirle como él esperaba. Por esa razón espero que esto sea de tu agrado, señora de Lhamia. Dijo el Mortarca del Sacramento mientras desplazaba una huesuda mano en dirección de una de las entrada de los salones que había en el Palacio de Nagash. Seguidamente de allí surgieron varias decenas de vampiresas; todas ellas demostrando una belleza que enamorarían a todo el mundo. Cuando sus ojos se toparon con la mirada incrédula y sorprendida de Neferata renacieron con un brillo de emoción como un ave fénix. – Por lo que tengo entendido ellas fueron parte de tus doncellas. Desde este momento serán parte de tu sequito, como fueron una vez antes de la victoria del Caos. Espero que con esto te replantees no traicionarnos una vez más, Mortarca de la Sangre -. Le comenta de nuevo Arkhan mientras comienza a retirarse tranquilamente; su bastón replicaba contra el suelo en un toque oscuro y muerto que se fue alejando lentamente al mismo tiempo que su eco resonaba hasta desaparecer como el mismo Nigromante no muerto que lo empuñaba.

Imentet: Mi señora. Comenzó la que una vez fue la mayor y más poderosa de las Doncellas de la señora del Pináculo de Plata. Su rostro era de porcelana, al igual que su piel, junto a unos huesos flacos que se juntaban con sus tejidos debajo de su armadura; en su cintura descansaba en una vaina una espada funeraria dada por Arkhan el Negro salidas de las forjas de Nagashizzar.

Neferata: Ha pasado mucho tiempo, mis chicas. Le respondió con una gran sonrisa mientras se acercaba a ellas con pasos lentos y calculados; puede ser que haya jurado lealtad de nuevo al Gran Nigromante y sus Doncellas hayan vuelto, pero eso no quería decir que se fiase de las artimañas de Nagash. El Señor de la Muerte tenía planes en marcha que nadie, incluso su mayor lugarteniente conocía. – Ahora con vosotras de nuevo a mi lado podré restaurar el orden en Lhamia. Aunque haya tenido que hincar la rodilla de nuevo ante Nagash no quiera decirse que pienso tolerar la corrupción en mi ciudad -. Les dijo manteniendo su sonrisa blanquecina y sensual que tranquilizó y alegró a sus Doncellas.

El Resurgir de los von CarsteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora