Capítulo 62

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En el capítulo anterior de El Resurgir de los von Carstein, nuestro protagonista dejaba inconsciente a Sasuke para luego marchar contra Shukaku. Al mismo tiempo, sus generales penetraban por el norte y el sur de Konoha.

P. O. V. Normal

Hi no Kuni, Konohagakure no Sato

Mientras su amado esposo se encontraba lidiando con Uchiha Sasuke y un Bijuu descontrolado, Isabella von Carstein estaba liderando a una poderosa hueste de No Muertos contra sus enemigos, es decir, todo aquel que se topase en su camino, ya sea de Konohagakure no Sato o de una de las aldeas que apoyaban a Orochimaru en su plan. No se fiaba de nadie.

Los guardias de los Túmulos que conformaban la Guardia de Drakenhof y la Guardia del Remolino Sangriento penetraban cualquier defensa que se plantase delante de ellos. Sus espadas funerarias surcaban el aire, haciéndolo estremecer de dolor y miedo por igual debido al poder desatado en Konoha, mientras exterminaban sin muchos problemas a los shinobis que se encontraban.

Un miembro de la Guardia de Drakenhof, tan silencioso como siempre, hundía su espada funeraria, reforzada por sellos de la mejor artesanía que podía ofrecer los Uzumakis, entre el cuello y el hombro de un pobre Jounin de Kusagakure no Sato. El pobre desgraciado lanzó un desgarrador alarido de dolor, moviendo de un lado a otro su cabeza, cerrando los ojos al sentir como se les desgarraba la carne de su cuerpo y se estremecía y convulsionaba sin parar. Luego de unos instantes dejó salir un leve suspiro de algo parecido al alivio y su cuerpo se relajó, muerto, sin más.

A otro shinobi, esta vez un Chunin de Takigakure no Sato, uno de los Guardia del Remolino Sangriento lo decapitó de un solo mandoble de su espada larga que empuñaba con ambas manos. La cabeza del decapitado rodó por el suelo ensangrentado con un ruido sordo dando tumbos hasta que rodó y se detuvo unos instantes después a unos metros del cadáver. El cuerpo se desplomó al suelo, surgiendo un charco de sangre de la fuente que emanaba de su cuello.

A su alrededor sucedían escenas similares con sus mejores guerreros No Muertos, la élite de sus legiones, acabando con sus enemigos como si fueran menos que una molesta mosca; molesta, sí, pero sencilla de matar igualmente.

Isabella, mientras tanto, danzaba dando saltos y pasos ágiles cerca de sus presas, como denominaba a sus enemigos, despachándolos con gélidas miradas y aún más gélidos tajos de su espada, cercenando cabezas, extremidades y torsos por igual.

Aunque enfrascada en medio de una batalla, que se notaba a leguas de su aplastante victoria, Tayuya tenía su mente en otro lado, centrada en los momentos y situaciones futuras posteriores a la victoria.

Sabía perfectamente que el Consejo de Konohagakure no Sato, más concretamente el Consejo Civil, el Consejo de Ancianos, parte del Consejo Shinobi y el Sandaime Hokage convocarían una reunión del Consejo después de la invasión. Su objetivo estaba bien claro: intentar controlarla a ella y a su marido por cualquier medio, desesperados y enfurecidos por no poder tener sus poderes nigrománticos para sí.

Para que su plan tuviese algo, por no decir nulo, éxito necesitaban con urgencia el apoyo del Daimyo y su Consejo por completo, Consejo asesor del Daimyo conformado por la peor calaña de nobles de Hi no Kuni, repleto de corruptos y aliados de Hiruzen y el Consejo de Ancianos.

No obstante, aún contando con el completo apoyo del Consejo del País del Fuego (que lo dudaba mucho), no contaban con la muerte del actual dirigente de la nación más poderosa hasta el momento y el ascenso a ese rango de su hermana, Suki. Habían ordenado eliminar a Nobusue y aupar al poder a su hermana mayor para provocar inestabilidad en su país vecino, ya que sabían que muchas cabezas rodarían con Suki al mando.

El Resurgir de los von CarsteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora