"Hay tantas líneas que he cruzado sin tener perdón. Te diré la verdad, pero nunca te diré adiós" Daylight, Taylor Swift
《En los ojos dorados de la pequeña Diosa del Amanecer el Dios del Engaño terminará encantado.
Los errores del pasado pueden ma...
<< Inevitable, ni siquiera lo voy a intentar Y si me quemo, al menos fuimos electrificamos >> .
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LOKI
Separé nuestros labios, deje caer el saco de encaje de sus brazos, ella volvió a buscar con desesperación mi boca metiendo sus manos bajo mi camisa acariciando mi abdomen Mi mano busco el cierre del hermoso vestido negro que tenia puesto sin dejar de besarnos, lo baje lentamente, los labios de Aurora soltaron los míos y empezó a besar todo mi rostro, desesperados besos que parecían no ser suficientes.
Seguí deshaciéndome del vestido dejándolo caer al suelo, ella no llevaba puesto sujetador y sus hermosos senos quedaron descubiertos, mis dedos acariciaron su hombro, sus pechos mientras ella respiraba lentamente por la boca. Me desprendió acelerada los botones de la camisa, estiré mis brazos para ayudar a sacarlo por completo luego sus manos bajaron hasta mi pantalón y se deshizo del cierre, ella estaba temblando. Sus manos temblaban.
Deje que mis besos bajaran hasta sus senos succionando con especial cuidado, sus rosados pezones estaban parados invitándome a seguir besándolos. La levanté para acomodarla sobre la isla, ambos boqueábamos de la excitación.
Ella me atrapó con sus piernas invitándome a acercarme, le sonreí — juguemos un poco antes — baje mis manos hasta su sexo e introduje dos dedos moviéndolos dentro y fuera en un compás acompañado por sus jadeos y respiraciones entrecortadas.
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Con cada entrada de mis dedos ella se acercaba al borde en busca de más, sus manos dejaron de sostener el borde de la isla y pasaron a tomar mi cabello con fuerza. Su humedad corría por mi brazo, gimió diciendo mi nombre. El mundo se detuvo un momento al escucharla.
Baje mi bóxer dejando expuesta mi erección, el sudor corría por nuestros rostros. Abrí sus piernas y me introduje dentro de forma frutal, volvió a enredar sus piernas en mi cintura tratando de guiar mis movimientos. Estaba tan desesperado por tenerla que dejé mis instintos en libertad haciendo que mis embestidas sean rápidas, brutales.
Aurora estaba encantada, acompañaba mis movimientos clavando sus uñas en mi espalda, con la boca abierta gimiendo cerca de mi oído, su vientre se contraía en respuesta a mi penetración, su sexo tan apretado ahogando a mi erección, como si lo estuviera succionando.
—- no te quiero como mi mejor amigo —me dijo, yo di otra embestida — solo compre este vestido para que me lo puedas quitar — murmura entre jadeos.
Tome su rostro entre mis manos.
— Incluso en mi peor momento, viste la verdad de mí — le dije en medio de otra embestidas, nuestros labios se encontraron.
