"Hay tantas líneas que he cruzado sin tener perdón. Te diré la verdad, pero nunca te diré adiós" Daylight, Taylor Swift
《En los ojos dorados de la pequeña Diosa del Amanecer el Dios del Engaño terminará encantado.
Los errores del pasado pueden ma...
Mi madre se despidió por última vez con lágrimas en los ojos, no podía abrazarla como deseaba.
Faltaban solamente horas para que vinieran a buscarme, Sif había pasado como de costumbre a insultarme, creo que de todas las personas que festejarían mi ejecución, ella sería la más feliz. Nunca perdonó lo que había hecho a su cabello.
Tenía muchas cosas que pensar aunque sabía que sería solo desgastar mis pocas horas de vida en vano.
El peor castigo que Odín pudo darme fue haber esperado mi condena viendo a mi madre sufrir y los últimos días la aparición de la pequeña griega de ojos dorados llorando por sentir el dolor de madre. Con sus ojos dorados había logrado hacer un agujero dentro de mi coraza, la conocía hace días pero estaba presente de una manera intensa en mis pensamientos como nunca nadie lo logró.
Cuando hablaba con madre la vi sentarse en el jardín, entonces fue cuando decidí despedirme, esos ojos merecían una última vista. Un guardia se acercó y dejó ropa limpia en mi celda, mañana debía estar presentable para el show que Odín organizó.
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Estaba arrepentido de lo que había hecho, juro que lo estaba. Sé que merezco la ejecución, cobre demasiadas vidas sin tener un verdadero motivo. Mi glorioso propósito nunca tuvo pies y cabeza, - un berrinche - lo llamo la pequeña griega, tenía razón mis actos fueron un berrinche desmedido gracias a la envidia que sentía por Thor.
Ni toda la magia que mi madre me había enseñado podría salvarme mañana, no tenía forma de escapar está vez.
Cerré los ojos tratando de conciliar el sueño, pero la ansiedad impedía que lo hiciera. Quería volver a ver a la chica, casi no tenía fuerzas para volver a proyectarme, aún así decidí usar mis fuerzas para verla.
La sensación de mi pecho cuando la escuchaba con esa voz melódica se alivia, mis tormentos disminuían.
Ella estaba dormida con las manos manchadas de pintura, sonreí al verla. Sabía tan poco de ella, y aún así estaba usando mi último cartucho solo para verla dormir.
– Aurora – su nombre – Diosa del Amanecer – su título – la pequeña de ojos dorados – su apodo – la mujer más hermosa que había pisado jamás Asgard.
Ella lloraba en sus sueños, podía ver las lágrimas caer por sus mejillas y mojar las sábanas, incluso en sus sueños estaba sufriendo el peso del mundo como si fuera real aquello de lo que habló hace unas horas.
La criatura más sensible y fuerte que había conocido en mi vida, ella se dio la vuelta y dejó desnuda su cintura. Deseaba poder tocar su piel, parecía la más fina porcelana.
Me quedé viéndola dormir en silencio, era su rostro lo único que deseaba imaginar cuando la espada cayera en mi cabeza.
