"Hay tantas líneas que he cruzado sin tener perdón. Te diré la verdad, pero nunca te diré adiós" Daylight, Taylor Swift
《En los ojos dorados de la pequeña Diosa del Amanecer el Dios del Engaño terminará encantado.
Los errores del pasado pueden ma...
La propuesta de Thor había dejado sin palabras a Loki que incapaz de definir o mejor dicho aceptar sus pensamientos no busco a su esposa como todos pensaríamos, busco a su madre. Frigga estaba sentada en medio de unos elfos que habían llegado en representación de Arwen y su padre quienes estaban muy ocupados con sus deberes.
— Buenas Noches — saluda Loki.
Al levantar la mirada, la reina madre se encontró con el rostro de su hijo que parecía perturbado, los elfos hicieron unas preguntas de cortesía antes de dejar partir a madre e hijo.
Golpes ansiosos de sus pies inquietos en el suelo eran notados por la sabia reina madre, asintió con una sonrisa antes de darle la mano a su hijo quien la tomó con un temblor que causó ternura en ella, algo dentro suyo la anticipa de vivir unos de sus sueños de la juventus, sueño que fue olvidado hasta el momento donde se encontró con la premura en la mirada de un hijo regalado por el destino como una joya.
Loki llevó a su madre con urgencia hasta una habitación cualquiera donde pudieran hablar, para él ahora mismo carecía de importancia todo aquello que no fuera contarle a su madre sobre la conversación con su hermano. El Dios de cabello negro cerro la puerta y se recostó por una pared con la mirada cerrada en dirección al techo del lugar, su madre espero paciente a que el Dios logrará calmar sus emociones.
Lágrimas corrieron en el perfecto rostro de la joya que el destino le dio, lágrimas saladas acompañadas de una respiración agitada, una mirada perdida en algún limbo que ella sabía perfectamente no era más que miedo a un pasado peeturbado.
Loki pasaba demasiado tiempo pensando en su pasado y errores sin permitirse ver que aquello lo había construido para ser exactamente quien debió ser.
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— Thor me pidió que fuera rey de Asgard — susurra, algo incrédulo, algo temeroso.
Frigga que conocía a sus hijos se llenó de orgullo, había esperado que Thor hiciera justo eso. Recurrir a su hermano sin ir corriendo a los brazos de Jane en busca de consuelo mientras Loki había hecho lo mismo, buscar respuesta y calma en alguien que no era solo Aurora. Lo que demostraba que sus valerosos hijos no dependían de sus sentimientos para tomar decisiones que afectarán a Asgard — te negaste, supongo — responde su madre.
Loki mira a Frigga asintiendo — muchas veces, aún así me dio un tiempo para pensarlo.
— ¿no quieres ser rey hijo? — pregunta la mujer.
— no sé qué quiero.
Frigga sonríe, a pesar de ver el rostro de su hijo con los ojos húmedos.
Recordó con ternura aquel día donde Odín regresó de un viaje con un niño casi helado envuelto en la capa roja de su esposo mientras desenfrenadamente le explicaba la razón de traer a un niño azulado a sus brazos. Las palabras sobraban para ella porque desde el primer contacto con aquellos oscuros ojos tristes lo aceptó en su vida — no lo dejemos con ese aspecto querido, la gente lo va juzgar sin conocerlo — fue su respuesta. Odin aceptó el pedido, entonces el niño azulado se convirtio en unn pequeño bebé de ojos verde azulado, cabello tintado en un negro tan profundo que su blanca y terza piel lucia incluso mas blanca que la de su prumigenito rubio.
