"Hay tantas líneas que he cruzado sin tener perdón. Te diré la verdad, pero nunca te diré adiós" Daylight, Taylor Swift
《En los ojos dorados de la pequeña Diosa del Amanecer el Dios del Engaño terminará encantado.
Los errores del pasado pueden ma...
¡Que se jodiera el puto psicópata! Estaba en mi casa, comiendo mi comida y se atrevió a atacarme. Quería prenderle fuego, deseaba prenderle fuego. Su sonrisa arrogante no se le borro una sola vez de la cara mientras discutimos, era el peor narcisista de la historia.
Me quedé en mi habitación por el resto de la noche, quería matarlo, no era seguro salir porque no estaba segura de poder volver a ver su cínica sonrisa sin darle la lección que merecía.
Respire profundo, era mi invitado, mi responsabilidad no podía matarlo sin quedar mal ante los ojos de los Dioses Mayores, había dado mi palabra de enseñarle a ser mejor. Pero como disfrute las imágenes mentales que me hice donde lo veía arder llorando de dolor.
Al día siguiente revisé mi cuello las marcas de sus dedos estaban moradas, creo que su fuerza era comparada a la mía lo cuál hizo lastimar mi piel de verdad, hoy tenía la subasta en la tienda de antigüedades no podía aparecer así, deberé buscar algún accesorio que cubra mi cuello. –Gracias Loki– me dije para mi misma con sarcasmo.
Había decidido no volver a cocinar para Loki, de ahora en más él debería aprender a contribuir y cuidarse a sí mismo, él también tenía manos pies y magia para lavar su ropa, ordenar su habitación, preparar su comida. No sé cuánto tiempo tendría que vivir conmigo Odín nunca hablo de un tiempo determinado ambos éramos inmortales, esto podía durar la eternidad.
Salí de mi habitación y ordené el desastre que dejé anoche luego de defenderme, después de todo fui yo quien lo arrojó por la mesa cuando pude enviarlo a una pared.
Loki estaba parado en el balcón de la sala, no volteo a verme.
Mi arrebato violento de anoche tuvo consecuencias inimaginables, Aurora se había largado sin dejar comida lo que fue suficiente para entender que los días donde ella cocinaría para mi se habían acabado. Fingí no mirarla, ignorando su presencia, pero las marcas en su cuello estaban moradas la había apretado con demasiada fuerza aunque claro, la quemadura y el golpe que ella me dejó con su luz también estaban presentes. Las cosas no debieron llegar hasta aquel punto, un ínfimo sentido de culpa me tomó por sorpresa.
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Decidí que iba a pedir disculpas por primera y única vez en mi existencia, después de todo deberíamos seguir compartiendo este espacio que llamamos casa.
Busque una libreta que solía verla tomar cuando usaba el aparato de llamadas, quería hablar con la única mortal que había conocido el día que llegué, la morena de pechos grandes y ropa sexy... Cami...Camil... Camille ese era el nombre.
Era uno de sus primeros contactos, realicé los mismos pasos que ella, marque cada número no sabia que había funcionado hasta que escuche la respuesta detrás del aparato.
