"Hay tantas líneas que he cruzado sin tener perdón. Te diré la verdad, pero nunca te diré adiós" Daylight, Taylor Swift
《En los ojos dorados de la pequeña Diosa del Amanecer el Dios del Engaño terminará encantado.
Los errores del pasado pueden ma...
Heimdall nos mandó llamar con urgencia, en mi solo habitaban los peores escenarios posibles. Fui junto a mí marido que callado me esperaba con los guardias para acudir al Bifrost, camine a su lado sin hablar temerosa de las respuestas a mis preguntas.
Está vez no obtendría clemencia para mi hijo, había albergado la esperanza que la dulce diosa le mostrará un camino diferente.
— Mi rey, Mi reina — nos saluda Heimdall con una reverencia.
— Dinos que hizo Loki de una vez — mi esposo responde con un tono que erizo mi piel.
— Todo y nada a la vez.
— ¿Ha causado problemas mi hijo? — pregunté, temerosa de la respuesta.
— Como saben Lady Aurora era portadora de una maldición, en su intento de ayudarla el príncipe recurrió a un midgardiano al que llaman Hechicero Supremo, el cuál logró retirar la maldición pero la Diosa a caído enferma, no despierta y pierde vitalidad.
Llevo mis manos a mi boca cuando Heimdall nos deja ver el cuerpo de Aurora en el brazo de mi hijo. La niña había perdido color hasta parecer un cadáver que Loki sostenía con lágrimas en los ojos.
— ¿Acaso ha muerto? — pregunta Odín.
— Aún no mi rey, pero no parece que vaya a soportar mucho tiempo, llevan bastante tratando de despertarla.
Odín medita y suspira por varios minutos — cuando muera trae de vuelta a mis hijos — ordena y da la vuelta para caminar de regreso al palacio.
No digo nada, no valía la pena razonar con él ahora. Heimdall se acerca a mi y posa una de sus manos en mi hombro — mi reina lamento.... — se queda callado y mira al vacío. — mi reina, la han llevado al Olimpo — sale de su trance mirándome con consuelo.
— ¿Entonces estará a salvo con su gente? — la presión se afloja — ¿no podemos ver que ocurre en el Olimpo? .
— No mi reina, cuando sus hermanos la subieron por unas escaleras deje de verla.
— ¿Y mi hijo? ¿Cómo está?.
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— El príncipe ha destruido su habitación tirando todo lo que encuentra, parece triste y enojado.
— Quiero que me informes las 24 horas como se encuentra. No importa que Odín te lo prohíba. — Era la primera vez que daba órdenes al guardián.
— A su servicio mi reina.
Con los días mi hijo había dejado de comer, en su desesperación pidió ayuda a Odín quien obviamente lo ignoró. Thor tenía que regresar pero ordene a Heimdall que lo dejara hasta saber que estaría bien.
Una noche la llamada de Heimdall hizo que corriera hasta el Bifrost, con urgencia. Mi hijo había sido llevado al Olimpo por la Luna lo cuál hizo a Odín enfurecer, había perdido el control sobre Loki.
