008. El sombrero que habla.

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Dejó su baúl en el tren cuando Draco le explicó que no era necesario que lo llevará con ella pues más tarde ya lo tendría en la habitación. Explicó que para eso existían los elfos domésticos y que Charlie no debía preocuparse por esas cosas.

Los cuatro rogaban internamente por quedar en la misma casa, aunque ella no lo dijera en voz alta, la idea de quedar en Slytherin no le parecía tan mala. Parkinson y Nott le contaron un montón de historias y también le contaron que en la sala común (las cuatro casas tenían salas comunes en donde podían pasar el rato), habían muchos libros de magia que no cualquiera conocían. Le llamó la atención de inmediato.

-¿En serio tu primo era tan odioso? -preguntó Parkinson con el ceño fruncido. Ella asintió, fastidiada al recordar a Dudley.

-Algún día lo hechizaré -aseguró Charlie-, y no es mi primo, sería una vergüenza para mí compartir sangre con él - Theodore retuvo una risa. Black lo miró, elevando una de sus cejas.

-Estaría encantado de ayudarte si me lo propusieras, sería fantástico hechizar a un muggle.

Charlie solo se limitó a sonreír cuando Pansy, Theo y Draco rieron. No entendía el chiste, ¿se suponía que era algún tipo de tendencia el hechizar muggles?

-Charlotte -escuchó la voz de Harry. El de lentes les sonrió con falsedad a los otros tres y miro a su prima-, vamos.

-¿Dónde? -preguntó ella con confusión. Harry señaló con obviedad hacia atrás, donde Hagrid estaba llamando a los de primer año-. Ah... Si, claro. Los veo después, chicos.

-¿Por qué no vienes con nosotros? -preguntó Nott, ladeando ligeramente la cabeza-. Estaríamos encantados de que nos honres con tu presencia.

-En el bote pueden entrar cuatro -anunció Pansy-. Realmente nos gustaría tu compañía.

-Esperen, esperen. La están aturdiendo -Draco dio un par de pasos al frente, quedando cara a cara con Harry-. Asi que es cierto, el gran Harry Potter ha venido a Hogwarts. No sabía quién eras en el callejón pero ahora lo sé. Ellos son Parkinson, y Nott, y como ya sabrás, yo soy Malfoy. Draco Malfoy. -extendió su mano hacia Harry, al mismo tiempo que Ron, quién apenas había conseguido alcanzar a Harry, soltó una risita-. ¿Crees que mi nombre es gracioso? -preguntó el rubio a la defensiva. Charlie y Theo compartieron una mirada-. No tengo que adivinar el tuyo, ese cabello, esa cara, y esa ropa usada y vieja... Debes ser un Weasley. Comprenderás que algunas familias son mejores que otras, Potter. No te juntes con los equivocados, yo te puedo ayudar.

Harry miró con atención la mano extendida de Draco, soltó una risa nasal y su expresión se convirtió en una de desagrado.

-Creo que se quien es el equivocado, gracias. Vámonos ahora, Charlie. No te juntes con los equivocados.

-¡Oh, vamos! ¿equivocados? -Parkinson dio pasos al frente, preparada para discutir cuando Charlie los apartó a ambos, alejándolos de Harry-. Vamos, Black, deja que le dejemos las cosas claras al pequeño Popotter -Pansy sonreía de forma intimidante cuando Charlie la volteó a ver. Una fina línea adornó sus labios y negó.

-Fue suficiente. Nos veremos luego, supongo.

La cara le había cambiado completamente, habían pasado un muy buen rato pero no podían burlarse de sus amigos y de su primo. Tomó a Harry de la túnica y lo jaló para sacarlo de allí, Ron los siguió a ambos con la mirada en el suelo.

-No los escuches, Ron. Solo son unos idiotas -dijo Harry mirando el notable desánimo de su amigo.

-Harry tiene razón, Ron. No le sirve de nada tener túnicas nuevas y el pelo lleno de moco de mono si tiene el cerebro de canica -ella le dio un pequeño empujón al chico. Ron pareció un poco más animado e incluso una pequeña sonrisa se asomó por su triste expresión.

La herencia de la Serpiente; (𝑯. 𝑮𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆𝒓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora