004. El gigante y sus alucinaciones.

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COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA

Director: Albus Dumbledore

(Orden de Merlín, Primera Clase,
Gran Hechicero, Jefe de Magos,
Jefe Supremo, Confederación
Internacional de Magos).

Querida señorita Black:

Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el Colegio Hogwarts de Magia y hechicería. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios.
Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza antes del 31 de julio.

Muy cordialmente, Minerva McGonagall

Directora adjunta.

Su mirada fue de inmediato a Hagrid, como si estuviera buscando alguna señal de que el gigante mentía. El tenía una pequeña sonrisa oculta tras toda esa barba. Ella simplemente no se la podría creer, debía estar bromeando definitivamente. Tenía demasiadas preguntas en la cabeza sobre ella, sobre los magos, sobre sus padres, sobre todo en realidad, pero la única pregunta que pudo formular fue:

-¿Una lechuza?

-Si... ¿Que quieren decir con eso? -Harry secundó su pregunta mientras arqueaba una ceja. El estaba igual de confundido que su prima-. ¿Para que... Sirven las lechuzas?

-Gorgonas galopantes, ahora me acuerdo -dijo Hagrid, golpeándose la frente con tanta fuerza como para derribar un caballo. De otro bolsillo sacó una lechuza (una lechuza de verdad, viva y con las plumas algo erizadas), una gran pluma y un rollo de pergamino. Con la lengua entre los dientes, escribió una nota que Charlie pudo leer al revés.

Querido señor Dumbledore:

Entregué a Harry y a la señorita Black sus cartas. Los llevo mañana a comprar sus cosas. El tiempo es horrible. Espero que usted esté bien.

Hagrid.

Hagrid enrolló la nota y se la dio a la lechuza, que la tomó con el pico. Después fue hasta la puerta y lanzó a la lechuza en la tormenta. Entonces volvió y se sentó, como si aquello fuera tan normal como hablar por teléfono. Harry se dio cuenta de que tenía la boca abierta y la cerró rápidamente.

-¿Por dónde iba? -dijo Hagrid. Pero en aquel momento Vernon, todavía con el rostro color ceniza, pero muy enfadado, se acercó a la chimenea.

-Él no ira-dijo-. Llévese a la intrusa para siempre si usted quiere, pero él no ira.

Hagrid gruñó.

-Me gustaría ver a un gran muggle como usted deteniéndolo a él -dijo.

-¿Un qué? -preguntó interesado Harry.

-Un muggle -respondió Hagrid-. Es como llamamos a la gente «no-mágica» como ellos. Y tuvieron la mala suerte de crecer en una familia de los más grandes muggles que haya visto.

-No comprendo muy bien, creo que debo lavar mejor mis oídos -Hagrid se giró hacia Charlie y le sonrió, alentandola a continuar-. Me estás diciendo que yo soy una bruja -Hagrid asintió-, una bruja sangre pura que sabrá Dios que se supone que significa...

La herencia de la Serpiente; (𝑯. 𝑮𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆𝒓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora