100. Charlie's birthday.

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Los días pasaban y la estadía de Charlie y Harry en la madriguera cada vez se hacía más corta. Pansy seguía negándose a hablar con ella, mientras Theo había vuelvo a ser el de antes.

Despertó demasiado adormilada y con la intención de volver a dormir. Respiró profundamente, hacia algo de frío pues la noche anterior había estado lloviendo. Estaba sedienta, y eso la obligó a tener que abrir más sus ojos y levantarse a por un poco de agua.

Hermione no se encontraba en la habitación, y sospechosamente no se había encontrado a nadie en los pasillos, a pesar de que en la casa de los Weasley siempre había gente por todas partes. Bajó en pijama, luciendo el suéter Weasley del año pasado, pero ese no era el suyo. Una bonita "H" decoraba el centro del abrigo.

Entró en la cocina, casi carcajeandose ante la escena. Tomó una taza y se sirvió el café caliente que Molly solía dejar para quien madrugara.

—Buen día —dijo, recargandose en un mueble. Ginny se separó de Pansy en cuanto lo escuchó, miró a Charlie con una suave sonrisa aliviada al encontrarse con ella y no con Molly Weasley—. ¿Café?

—¡Feliz cumpleaños! —chilló Ginny, caminando hacia ella. La abrazó demasiado fuerte, pudo perder el equilibrio pero aquel abrazo se sintió demasiado bien. Sintió que lo había estado necesitando por semanas—. ¡Es genial, ya tienes dieciséis!

Cerró los ojos, disfrutando el abrazo de Ginevra. Jamás podía haber pensado que el abrazo de un Weasley podía llegar a ser tan reconfortante para ella. Sentía demasiada paz.

—Estoy orgullosa de tí, Black —susurró Ginny antes de separarse. Sus ojos brillaron viendo a la pelirroja, mientras atrás, Pansy las miraba con una diminuta sonrisa que se esforzó en ocultar—. Verdaderamente lo estoy.

—Feliz cumpleaños, Char —dijo Pansy a lo lejos—. Te compre algo.

—No era necesario —murmuró Charlie. Ginny colocó su mano en la espalda de la ojigris, guiandola a la sala, donde ni bien entrar todos gritaron un fuerte “¡Feliz cumpleaños!".

Ron había lanzado flores por toda la habitación cuando ella entró. Theo había obligado a todos a tener gorros de cumpleaños de un color verde militar. La señora Weasley aplaudía junto a su marido mientras alrededor de toda la sala, Fred y George Weasley hacían mucho ruido, yendo de un lado al otro. Remus Lupin estaba recargado en la pared con un vaso de fiesta en manos. Harry estaba en el suelo riendo pues al parecer había caído en una de las trampas de los gemelos. Theo la miraba con una sonrisa, sentado en una mesa y Hermione, quién parecía ser la más estresada de todas, miraba todo para asegurarse de que estuviera perfecto.

—¡Cumpleaños feliz, te deseamos a tí...!

—¡Oh, no esa estúpida canción por favor! —se tapó los oídos, sin embargo George corrió hacia ella y le agarró las muñecas, evitando que no escuchara.

Después de medio minuto de tortura con esa canción, finalmente Hermione caminó hacia ella con un pastel en manos que dejó encima de una mesa para abrazarla.

—Feliz cumpleaños, cariño —susurró Hermione, abrazándola. Se separaron, y Charlie no tenía ojos para nadie más. La miraba detallandola, como si quisiera guardar ese momento en su mente por toda su vida. La tomó por la cintura y la acercó aún más, plantandole un beso en los labios—. Te amo, Black.

—Lo sé, soy sorprendente —le guiñó un ojo, Hermione volvió a dejarle un beso en los labios, aunque este fue más corto que el anterior—. También te amo.

—Lo sé.

—¡Suficiente amor, que sople las velas! —gritó Fred. Charlie le sonrió y la señora Weasley encendió las velas con un movimiento de varita. Hermione tomó el pastel, colocándolo frente a Black.

La herencia de la Serpiente; (𝑯. 𝑮𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆𝒓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora