115. The wedding

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Ron comenzó a llorar cuando le hablaron de Astoria, estaba enojado, frustrado por no haberla distinguido, por no haberla salvado, porque ahora Astoria tuviera un castigo.

Todos estaban aturdidos, metidos en sus propios pensamientos. Ojoloco había muerto y Bill y Remus fueron a recuperar el cuerpo. Mientras, Ron miraba la ventana sin decir una sola palabra, se había quedado allí toda la madrugada, y cuando empezó a amanecer, Charlie lo encontró.

-Ten -le pasó una taza caliente de té-. Te hará bien, por la trasnochada.

-Gracias -dijo Ron, sin apartar la mirada de la ventana-. La extraño.

Charlie sonrió.

-Yo también -soltó un suspiro, Ron la miró esperanzado de que diga algo más-. Le gustas mucho, Ron.

-La voy a recuperar sea como sea -dijo con seguridad. Charlie asintió.

No estaba muy segura de lo que podría pasar, de lo que si estaba segura era que no volvería a ver a Astoria en un largo tiempo.

Y tenia razón, no volvería a ver a su Astoria.

-Oye Charlie -dijo Ron, mirándola muy tranquilo-. Feliz cumpleaños.

Charlie se confundió, se había dejado confundir tanto por sus pensamientos del día anterior que había olvidado que ese día era su cumpleaños. Ron le regaló un sincero abrazo, que fue mas que suficiente para traerla de nuevo a la realidad.

Nuevamente estaba cumpliendo años en la casa de los Weasley, pero esta vez era en circunstancias muy distintas a las del año pasado. Poco a poco la casa fue despertando. La señora Weasley también lo había olvidado, pero se mostró tan culpable que al instante siguiente se puso manos a la obra para hacer el almuerzo y hornear un pastel, sorprendentemente fue ayudada por Fleur.

-Nunca creí vivir para ver este momento -dijo Pansy, alzando una de sus cejas en dirección a la cocina. Charlie sonrió, de nuevo era un ambiente cálido que la hacia despegarse más y más de la realidad que le carcomía los pensamientos.

-Lo siento -dijo Hermione. Habia entrado a la habitación sin tocar.

-No te preocupes -dijo Charlie, no había nada que pudiera esconderle ahora después de todo, Hermione la había visto en ropa interior en miles de ocasiones-. Ya que estás ahí paradota, ¿me ayudas a ponerme el brasier? Aún me duele el brazo.

-Eh... si -Hermione pareció nerviosa, miró con atención el brasier rojo de su ex novia y tragó saliva-. Que feo pasar tu cumpleaños así adolorida, ¿no?

-Me imagino mejores formas de pasar mi cumpleaños estando adolorida si me hablas en ese tono -sonrió, pero Hermione no la logró ver, estaba de espaldas. Charlie ayudó con su cabello, apartándolo y dejando que la castaña aprecie su cuello desnudo.

-¿Estás tratando de seducirme?

-¿Habria algún problema de ser asi?

-Sí -dijo Hermione, apartándose y caminando hacia la puerta. Fue la reacción que Charlie menos esperó, considerando que habían estado meses sin tener nada.-. Dijiste que no estabas lista.

-Tienes razón -dijo Black, volteándose para buscar su camisa. Su ceja se elevó cuando escuchó a Hermione llavear la habitación.

-Aunque si estás buscando algo casual, también estoy para quitarte las ganas.

Sintió en fuerte agarre de las manos de Hermione posarse en su cintura y luego recorrer todo su cuerpo. El aliento caliente de la castaña en su nuca hizo que su piel se erizara, y los besos que repartia por su cuello y espalda comenzaban a sentirse pocos, necesitaba más de Hermione.

La herencia de la Serpiente; (𝑯. 𝑮𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆𝒓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora