—¿Entonces tú y Malfoy tienen que arreglar algo que está en Hogwarts? —le preguntó Ginny. Charlie miró por todos lados, nadie escuchaba.
—Técnicamente, pero no puedes saber más, es peligroso —murmuró, trayendo una hermosa chaqueta—. ¿Crees que esto le guste a Hermione?
—Se ve como de viaje, y Hermione con suerte va a Hogsmeade —opinó Ginny—. Yo creo que deberías decirle al menos a Harry y a Ron, así en el caso de que Hermione se entere ellos podrán suavizar las cosas.
—Será peor —contestó Charlie, entrando al vestidor. Ambas estaban muy alejadas, comprando ropa. Los demás estaban viendo libros en la parte principal de la tienda y aunque no podía arriesgarse tanto, Charlie decidió contarle a Ginny lo que había pasado—. Es muy horrible que todos sepan menos ella.
—¿Que otra opción tienes? —preguntó desde otro vestidor—. No puedes contarselo... ¿o sí?
Charlie iba a hablar entonces cuando se escucharon pasos. Se quedó en silencio, cambiándose la ropa.
—¿Crees que debería llevar un nuevo par de zapatos? —si Ginny pudiera ver la mirada de Charlie hubiera sabido de quien se trataba aquella rasposa voz.
—No sé, Daphne, solo llevalos si te faltan —la pelirroja escuchó una voz cansada. Charlie inconscientemente sonrió—. Ve a la sección de zapatos, me quedaré viendo algunos abrigos para regalarle a Blaise.
—Claro, abandoname por tu novio.
Escuchó pasos alejarse de nuevo. Iba a hablarle a Ginny pero su vestuario se abrió de la nada. No se molestó en taparse, alzó las cejas.
—Lo siento —murmuró la rubia, quedándose helada—. Pensé que estaba...
—Pensé que al ser rica tendrías un poco más de modales —dijo Ginny con molestia, tomando a Daphne del hombro y jalandola hacia atrás—. Uy, estás roja. Charlie ponte algo, por dios. No puedes estar todo el tiempo en brasier. Y tú, deja de mirarle los pechos —Ginny señaló a Daphne, quién no podía formular ninguna sola palabra de lo roja que estaba.
—Creí que tendrías un poco más de decencia para no estar con ellos después de lo que hiciste —dijo Daphne cuando Charlie salió del vestuario, ya con una camiseta puesta—. ¿Qué pasaría si le cuento tu secretito a la pequeña Weasley, Black? —la sonrisa de Daphne se expandió—. ¿Arruinaría todo?
—Que pesada eres, por dios —suspiró Ginny—. Anda, ve a molestar a alguien que si quiera soportarte. Con razón no tienes amigos.
—Daphne, era ver zapatos —Astoria Greengrass, tan elegante como siempre, caminó hacia ellas—. Zapatos, ¿como confundes zapatos con los pechos de Black? —llevó una mano a su rostro—. Vámonos, papá se va enterar de esto.
—Entonces le diré también que Black jamás ha dejado de juntarse con sangre sucias y que ha traicionado al señor tenebroso —Daphne apretó los dientes. Astoria rió.
—Dilo, a ver si cree a una demente, ve y esperame afuera.
—Astoria te estás aprovechando demasiado de que te hayan dado más confianza, en el momento en el que papá vuelva a confiar en mí puedes estar segura que te haré la vida imposible.
Daphne siguió quejándose, pero tras unas cuantas amenazas más por parte de Astoria, abandonó el local soltando todo tipo de insultos.
—Tienes la camisa al revés —murmuró Ginny, volviendo a entrar al vestidor. Charlie suspiró, quitándose la camiseta sin ningún rastro de vergüenza frente a Astoria, quién se rió.
—Ya sé que te gusta tu cuerpo pero no hay porqué presumir —dijo Astoria, Charlie negó—. Feliz cumpleaños, por cierto.
Black le sonrió cuando Astoria la abrazó. Le había agarrado cariño, no mentiría. La ilusión que le hacía que Astoria y Ron alguna vez puedan tener algún tipo de romance era impresionante, ella era muy buena y agradecía el hecho de tener su apoyo.
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La herencia de la Serpiente; (𝑯. 𝑮𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆𝒓)
Fanfiction«Yo pondría al mundo entero de rodillas por Hermione Granger» Donde el doloroso camino de Charlie estaba a punto de ser interrumpido por una inmensa lluvia de colores y sentimientos la cual era Hermione Granger. Eran diferentes, la odiaba. Eran opue...