086. El cuervo, la serpiente y el león.

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-¿Por qué eres tan aguafiestas? -preguntó Charlie con voz ronca y los ojos cerrados. Una pequeña sonrisa instalada en su rostro.

-No soy aguafiestas -protestó Hermione, saliendo del baño con el cabello mojado y una toalla alrededor de su cuerpo-. Soy responsable, Charlotte. Es diferente.

La ojigris soltó una risa nasal.

-Se llama aguafiestas -continuó Charlie. Sintió un golpe en el rostro. Hermione le había lanzado una sudadera-. ¿No existe un solo día en el que no me golpees? -se quejó, lanzando la sudadera al suelo. Hermione la miró con reproche, pero eso no duró mucho.

La castaña saltó a la cama, intentando esconderse después de un gran relámpago. Su novia dejo salir una carcajada.

-Que cobarde -se burló Charlie. Hermione, a pesar de haber tenido algo de miedo, la miró mal-. Amor, hay una tormenta afuera, ¿de verdad quieres asistir a clases?

-Es mi responsabilidad -continuó la Gryffindor, bajando de la cama y caminando hacia el espejo-. Mi Dios, te dije que no quería marcas, Charlotte.

La reprendió con la mirada, pero la ojigris simplemente se encogió de hombros.

-Lo olvidé, lo siento.

-No importa -suspiró Hermione, sacando un su uniforme de su armario-. ¿Debería llevar algún abrigo extra?

Charlie soltó un suspiro pesado y se levantó de la cama con pereza. Caminó un par de pasos hasta ella, mirándola a través del espejo.

Hermione ladeó la cabeza cuando sintió los brazos de su novia rodear su cintura por encima de la toalla que aún traía puesta. Black se abrazó a su espalda, dejando un beso en el hombro de la castaña.

-¿Y si te quedas conmigo? -preguntó suavemente, subiendo con delicadeza sus besos al cuello de su novia. Hermione tiró la cabeza para atrás inconscientemente-. No creo que sea tan malo perdernos unas clases -alzó una de sus manos hacia el cuello de su novia-. Prometo que te vas a divertir más que en una tonta clase.

Hermione respiró profundamente, intentando parecer lo más tranquila posible aunque claramente, fracasando. Se volteó hacia la ojigris, llevando sus manos a sus hombros con una pequeña sonrisa.

-Puedo quedarme -aseguró Hermione, pasando uno de sus dedos delicadamente por la piel de Charlie-, tal vez si me dejas hacerte muchas marcas en el cuello podría considerarlo.

-¿Y por qué dejaría que hicieras eso? -sonrió de lado cuando Hermione arqueó una ceja.

-Ayer en la fiesta de Gryffindor te estaban mirando mucho -continuó Hermione, bajando poco a poco su mirada-. Sería divertido ver sus rostros cuando se enteren que Charlie Black ha pasado un muy buen día con una sabelotodo.

Llevó sus manos hasta la nuca de su novia, enredando sus dedos entre su cabello. Charlie miraba atentamente, como una serpiente a punto de cazar a su presa.

-Podría gritarles a todos que soy tuya, Hermione -susurró, entreabriendo los labios de Hermione con pulgar-. No me interesa nadie más que tú.

-Pareces muy convencida de lo que dices -Hermione se acercó a ella, besando suavemente su mejilla, siguiendo un camino de besos hasta llegar a sus labios. Dejó un corto beso y dejó salir un suspiro-. ¿Estás segura de lo que dices? Hay muchas chicas y chicos en Hogwarts.

-Estoy segura, Granger -unió su frente con la de su novia, bajando su mirada a sus labios-. Estoy segura de que no me interesa nadie más que tú, y también estoy segura que quiero volver a llevarte a esa cama y hacerte gritar mi nombre hasta que te quedes sin voz de tanto gemir.

La herencia de la Serpiente; (𝑯. 𝑮𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆𝒓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora