Mirando a Hermione frente a ella y sintiendo la fina pinta de la varita de Umbridge en su espalda. Sentía un terrible dolor en cada parte de su cuerpo debido al Crucio que acababa de recibir. No sabía si Hermione tenía un plan, pero la preocupación por Sirius era mayor que cualquier otra preocupación que pudo tener en toda su vida.
Sirius era el único familiar cercano que le quedaba. Era el único que podía hacerse cargo de ella tomando el lugar de Regulus. Él la quería, y ella a él lo adoraba. Jamás olvidaría su estadía en Grimmauld Place. A pesar de que ese fuera un lugar terrible, estaba Sirius. La navidad de quinto año había sido la mejor navidad de todas, jamás se había sentido tan en familia como aquella navidad. Sirius le había dado muchas cosas. Cosas de Anne y también algo suyo. Un collar con una luna.
Según Sirius, la había comprado porque le recordaba con Remus. Dijo que mientras ese collar estuviera con ella, el amor que Sirius le tenía a Lupin aún seguiría vivo aunque él muriera.
Hermione les conducía por las escaleras que iban al Hall de entrada. El estruendo de voces y el claqueteo de los platos rebotaba hacia el exterior de las puertas dobles del gran comedor.
Hermione caminaba derecha hacia las puertas principales de roble y bajó las escaleras de piedra hasta salir al relajante aire de la tarde. El sol estaba cayendo entre las copas de los
árboles del Bosque Prohibido y mientras Hermione caminaba cruzando los campos del colegio.-¿Está escondida en la cabaña de Hagrid, verdad? -Umbridge le susurró en la oreja a Harry con entusiasmo.
-Desde luego que no -dijo Hermione mordazmente-. Hagrid la habría hecho estallar accidentalmente.
-Sí -dijo Umbridge, cuya emoción parecía haber aumentado-. Sí, problablemente lo habría hecho. Desde luego ¡el gran semi-gigante!
Se rió abiertamente. Harry sintió grandes deseos de dar media vuelta y colgarla del cuello, pero se resistió. Su cicatriz estaba dando punzadas en el suave aire de la tarde, pero no le quemaba demasiado, como sabía que le quemaría si Voldemort hubiera asesinado a alguien...
-Entonces... ¿dónde está? -preguntó Umbridge, con un deje incierto en su voz, mientras Hermione seguía caminando derecha hacia el bosque.
-Allí dentro, desde luego -dijo Hermione, señalando hacia los oscuros árboles-. Tiene que estar en algún sitio enel cual los estudiantes no puedan encontrársela accidentalmente, ¿verdad?
-Por supuesto -dijo Umbridge, aunque ahora su voz sonaba aprensiva-. Por supuesto... muy bien, entonces... Ustedes tres pueden ir por delante de mí.
-Entonces, si vamos primero ¿podemos recuperar nuestras varitas? -le preguntó Harry.
-No, no lo creo, Señor Potter -dijo Umbridge cariñosamente, golpeando su espalda con la varita-. Me temo que el Ministerio tiene en más alta estima mi vida que las suyas.
Mientras alcanzaban las frías sombras de los primeros árboles, Harry intentó que Hermione le devolviera la mirada; le parecía que estar caminando hacia el bosque sin sus varitas era la cosa más estúpida de todas las que habían hecho aquella tarde. Sin embargo, ella lanzó a
Umbridge una mirada desdeñosa y se sumergió directamente entre los árboles, a un paso tan acelerado que Umbridge, con sus piernas cortas, podía difícilmente seguir.Harry se preguntó a que miraba Hermione tan detenidamente hasta que vio a Black. Se rasguñaba el brazo derecho para calmar su ansiedad y preocupación. Siempre se había preguntado algo acerca de Charlie. Tenía las uñas de la mano derecha cortas, siempre, mientras que la mano izquierda tenía uñas largas, ambas manos con uñas en esmalte negro.
-¿Estás...
Hermione iba a preguntar si se encontraba bien, pero sintió la varita de Umbridge contra su cuello. La respiración de Black se entrecortó.
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La herencia de la Serpiente; (𝑯. 𝑮𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆𝒓)
Hayran Kurgu«Yo pondría al mundo entero de rodillas por Hermione Granger» Donde el doloroso camino de Charlie estaba a punto de ser interrumpido por una inmensa lluvia de colores y sentimientos la cual era Hermione Granger. Eran diferentes, la odiaba. Eran opue...