131. The shadow of Black.

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Harry...

Lo miró, helada en el suelo mientras su corazón latía con violencia. Comenzó a derramar lágrimas involuntarias mientras un solo pensamiento le nublaba la cabeza:

Ellos dos habían nacido para morir...

Harry no apartaba su mirada del suelo, con los ojos bien abiertos y permaneciendo inmóvil, contando sus latidos: ¿cuantos latidos le quedaban hasta llegar al bosque prohibido y morir?

Muy despacio, Black se comenzó a levantar mientras podía jurar estar escuchando los latidos de su propio corazón golpear con mucha adrenalina.

—Harry —su voz salió ronca—... déjame acompañarte.

—No —dijo Harry, incorporándose lentamente—. Debes buscar a la serpiente.

Parecía sumamente abrumado y decepcionado por haber sido criado únicamente para morir en el momento correcto. Black ya lo había asimilado completamente desde hace un par de horas, pero Harry recién se había puesto a pensar en ello tras la aterradora revelación de los recuerdos de Snape.

Charlie creyó ver a su pequeño primo, aterrado mirándola con sus labios temblando y sintió como su corazón se quebraba de miles de maneras posibles. Parpadeó: el pequeño Harry seguía allí, esta vez no tan pequeño y vulnerable como lo era hace un par de años.

Harry se sentía ajeno a Black, y pronto se encaminó hacia la puerta, volteándose muy despacio y tristemente dijo:

—¿Podría hacerte una pregunta?

—Sí... —dijo Black, parpadeando para salir de su trance. Harry la miró, temeroso.

—¿Morirás?

La pregunta sonó tan casual como si le estuviese preguntando por un partido de quidditch o el mismo clima. Black asintió vacilante mientras los ojos de Harry se llenaban de lágrimas de resignación.

—¿Crees que podrías perdonarme?

Black lo miró, sintiendo que sus pies temblaban ligeramente y de forma involuntaria se acercó a Harry.

—Gracias por todo, Charlie —dijo Harry, derramando sus lágrimas. Black perdió el aliento y sintió su garganta seca—. Por luchar hasta el final.

Black lo abrazó, rodeando sus brazos por el cuello de Harry incapaz de asimilar que esa era su despedida.

El último abrazo que le dio a Harry se sintió como un abrazo a sí misma pero años atrás. Finalmente estaba en paz con quien alguna vez fue su ser más querido.

Charlie caminó a paso rápido hacia el vestíbulo, y el frío viento la cubrió por completo mientras buscaba con desesperación a sus amigos para verlos una última vez. Se abrazó a la chaqueta de Remus que se sintió como un abrazo de este mismo, pero mucho más frío y sin el consuelo que los abrazos de Remus le solían transmitir.

Con cada paso que daba, los recuerdos nostálgicos comenzaron a invadir su mente. Su primer recorrido de Hogwarts, su momento feliz en el lago negro con sus amigos...

Hogwarts la había visto crecer y ahora la vería morir, afrontando su verdadero y terrorífico destino. Las paredes del castillo serían testigos del acto atroz que cometería tal y como fueron testigos de su primer hechizo, su primer beso con Hermione, su primera vez, su vida...

Podía ver la luz del día, y rió a medida que caminaba: sería la última vez que miraría la luz del día.

—Hermione —susurró al ver a su amada tratar de consolar a una niña. Sus pasos comenzaron a hacerse más apresurados y desesperados, como si un vacío la persiguiera y Hermione era el lugar seguro al que debía llegar antes de caer.

La herencia de la Serpiente; (𝑯. 𝑮𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆𝒓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora