097. Ready for It?

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El sentimiento de nostalgia la invadió completamente. Estaba allí, en medio de la noche en una parada de autobús. Recordaba las frías noches de vacaciones, antes del tercer año. Recordaba cuando Sirius había aparecido como animago entre los arbustos.

En su mano una lata de refresco, en su otra mano, un cigarro que le había conseguido robar a Vernon.

Las estrellas brillaban más que nunca, como si fuera que la noche estaba completamente ajena a lo que Charlie haría en un par de minutos. Estaba segura que sería una locura, pero cuando se trataba de sus amigos, no podía parar a pensar un solo segundo. Sólo esperaba la seguridad de Theo y Pansy.

Había hablado con Draco, y odiaba pensar que él no tendría escapatoria, pero al menos si podía darle libertad a dos de sus tres mejores amigos, lo haría.

Respiró el aire de la madrugada. La calle estaba vacía, era solo ella, sentada en una parada de autobús bebiendo un refresco y fumando. ¿Desde cuándo se había convertido en eso? Remus la mataría si se enterara.

Remus se ha metido cosas peores en el organismo.

Estaba bien, la adrenalina corría normalmente por su cuerpo. Estaba tranquila, aunque sabía que estaba a punto de echar a perder su vida.

¿Muerte prematura? Si iba a morir joven, al menos lo haría sabiendo que pudo hacer algo bueno con su vida. Haría feliz a sus amigos, porque ellos estaban primero en su vida. Protegería a Hermione y Ron y el año pasaría tan lento y tortuoso para ella como lo había sido el quinto año.

—No sabía que fumabas, Black.

El chico vestido de negro se sentó al lado de la joven, él la miraba, sin embargo ella mantenía la vista en las estrellas, como si estuviera contandolas para asegurarse de que hubiera una más entre ellas.

—No lo hacía hasta ayer —contestó dándole un último sorbo a su bebida. Cuando el contenido de la lata se acabó, la aplastó—. ¿Cuánto falta?

Blaise miró el reloj en su mano mientras ella se levantaba y caminaba hacia un basurero, donde dejó la lata aplastada. Volvió con él un par de segundos después, dándole una calada a su cigarro. Se relamió los labios.

—Como un aproximado, tal vez unos diez minutos.

—Oh, llegaremos a tiempo —aseguró, apagando el cigarro con sus dedos. Vestía de una manera tan simple y elegante que para Blaise era casi imposible admirarla—. ¿Que me dices de Astoria?

—Ya está allá —aseguró Blaise—. ¿Aún no te has preguntado cómo llegaremos allá? Ambos seguimos siendo menores, no podemos aparecernos.

—Mi mente trabaja a mil por hora, Zabini —contestó Black, acomodando la gabardina que solía ser de su madre—. ¿Donde está tu carruaje?

Blaise sonrió ligeramente mientras se escuchaban varios pasos parecidos a pesuñas de caballos ir hacia ellos. Charlie presenció un carruaje hermoso que era llevado por Thestrals. Alzó ligeramente sus cejas.

—Tienes dinero, ya lo he entendido —murmuró Charlie, caminando hacia el carruaje. Blaise se adelantó para abrirle la puerta.

—Ni con toda la fortuna del mundo mágico podría llegar a superarte a tí, Black —aceptó Zabini, entrando al carruaje una vez Charlie lo hizo. Cerró la puerta y sacó de su bolsillo un pequeño anillo fino negro que ofreció a Charlie—. Antes de entrar, pasate la mano del anillo por el rostro, sin tocarlo y moviendo tus dedos. ¿Estás lista para conocer los secretos del Señor Oscuro?

—Ya me hacía falta un tatuaje, ¿no lo crees? —Blaise sonrió ligeramente y Charlie imitó la acción, aunque sintiendo una cierta pesadez en su estómago. El sentimiento comenzaba a molestarle demasiado.

La herencia de la Serpiente; (𝑯. 𝑮𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆𝒓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora