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Habían vuelto a la Ópera sin hablar de lo sucedido con aquella mujer y el guante, ya en su habitación, Daaé no tuvo tiempo para cuestionar...aunque de verdad tenía curiosidad, todo este tiempo que por fin conoció a ese ángel, tenía curiosidad de esa mascara, la razón y que había debajo de ella, no era como si de repente se le olvidara...
Giró a su espejo, mientras su reflejo aparecía ante sus ojos. Erik se había retirado.
-¡Christine!
Esa voz detrás suya, le asustó, pero era Raoul, entrando a su habitación.
-¡¿Christine, donde estabas?!-cuestionó llegando a ella, y cubriéndola en un abrazo, al parecer se encontraba bastante preocupado.
-yo...sólo estaba aquí-mintió horrible.
-¡mientes! yo había inspeccionado tu habitación-anunció Raoul, lo que se temía. -¡Christine! ¿Dónde estabas?
Volvía a insistir, su expresión era genuino nerviosismo. Daaé, no encontraba que decir, esa mirada preocupada no le dejaba escapatoria, pero solo observó como él miraba el espejo detrás suya.
-cuando entré estabas mirando el espejo, ¿Qué tiene?-cuestionó.
-nada, es sólo un espejo.
Dijo mientras Raoul, sólo daba un paso más e inspeccionaba el mismo objeto reflejante ante ellos.
-ayúdenme
Exclamó a alguien fuera de la habitación, antes de que se dieran cuenta, un par de hombres entraron y ayudaron a Raoul a quitar el gran espejo de la pared.
-¡Raoul!
Exclamó, sin recibir respuesta, temerosa de lo que podía pasar, las lágrimas querían brotar de sus ojos...pero una gran pared de tapiz silenció a todos.
¿Raoul y los presentes esperaban encontrar algo más?
-¡¿por que hiciste eso?!
Esa fue Daaé, Raoul al observarle, ella de verdad se encontraba afligida, y esos ojos cristalizados le decían su errores en furia, el hombre no encontraba como excusarse.
-lo lamento, lo pondremos en su lugar.
Decía en un intento de calmar las cosas pero Daaé salió de la habitación, mientras dejaba al aire y resoplo, que fue bastante audible para el Vizconde, que al verla alejarse a toda prisa, fue tras ella al instante.
-¡Christine!
La alcanzó a unos metros más afuera en el pasillo lateral, que, al tomarla ligeramente por su antebrazo, esta quitó el brazo de inmediato, apresurando su caminar.
-¡lo lamento! ¡pero puedo explicarlo!
Daaé, a varios pasos con distancia de Raoul, se detuvo para oírlo de nuevo hablar.
-hace solo un momento una compañera tuya observó a un tipo sospechoso correr del lugar, justo en tu pasillo, me preocupe demasiado y casi muero cuando no te encontré.
Christine giró lento a él, la distancia de unos dos metros no evitó que pudiera ver el ligero brillo en la azulada mirada, hablaba en legítimo sentimiento, casi desbordaba en lágrimas.
-no me perdonaría si te pasara algo.
Completó mientras bajaba la mirada afligido, tal vez sus acciones de hace solo un montón fueron precipitadas, pero estúpidamente al ver a Daaé mirar el espejo de esa manera como si estuviera esperando algo, le llamaba a qué tal vez podría haber una puerta detrás, alguna entrada, pero ahora al verlo, y encontrarse con pared, sus nervios cayeron en picada.
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The Phantom of the Opera||El canto del Ángel
Historical Fiction• 1890, París Francia Christine Daaé vive en la Ópera Garnier como una bailarina estrella, pero cuando el antiguo director anuncia su retiro, ella recibe una oportunidad de mostrar su talento, sin contar que llamaría la atención de su ángel personal...