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Raoul y Christine comenzaron a caminar entre las personas con destino a saludar a la familia De Chagny, también para preguntar donde podrían sentarse, pero al ser recibidos por el padre de Raoul y ser guiados con los demás, ahora a Christine le recibieron las esposas de algunos de los primos mayores.
-¡Christine! ¡Mírate eres una visión! ¡Ese color te queda hermoso!-exclamó Octavia, quien le tomó por los brazos para mostrarla a las demás, quienes sonrientes llegaron a ella.
-Uh, Christine disculpa que no me levante, los pies los siento algo cansados- exclamó Meredith, quien estaba sentada en una silla, Daaé entendió de inmediato lo que hablaba, tenía una barriga prominente de embarazo.
-tranquila, ¿no sería mejor que estuvieras descansando en tu habitación? Alzando los pies-alzó Christine.
-lo mismo le dije, pero su esposo es hermano de Lady Annelise, tiene que estar aquí-exclamó Blythe llegando a sentarse en la silla alado de Meredith, le tendió ante ella una copa de al parecer alguna bebida caliente y espumosa, junto a un pequeño plato con rodajas de pepino con sal encima.
-¡moría de antojo por chocolate caliente!-exclamó la dueña del embarazo mientras sorbía con cautela. -estoy tranquila, mi esposo me dijo que nos retiraríamos en una hora, sólo me he dedicado a comer.
Meredith sonrió risueña mientras comenzó a comer el delgado pepino en rodajas en su plato.
-mejor iré por una copa de vino, ¿gustan?- exclamó Blythe levantándose de la silla, con una cara de impresión por la extraña combinación de su acompañante embarazada.
Octavia y Christine se negaron mientras Meredith seguía degustando y una mujer mayor se sentaba alado suyo, por lo cariñosa que se mostró al apretujarle los hombros descubiertos por su vestido, Daaé intuyó que podría ser la madre de la misma.
Al último momento, Christine ya había sentido que había dejado a Raoul detrás, que al girar a buscarle, mientras Octavia seguía hablando, él se encontraba dialogando con su padre, el Conde Edward, pero se mantenía mirándole a cada cierto momento, al chocar miradas, él le sonreía.
-¿Christine verdad?-cuestionó un nuevo rostro de una mujer, una mirada profunda marrón con cabello del mismo color, tenía lunares en su rostro bellamente posicionados sólo para enaltecer su mirada y la forma de sus labios.
-un gusto, ¿tú eres...?-cuestionó recibiendo la mano de la joven.
-soy Rose- se presentó, amable. Las tres, Christine, Octavia y ahora Rose comenzaron a hablar un poco de sus desempeños en la vida. Como Daaé se dedicaba a las bellas artes, Octavia a fundaciones benéficas para preservación de áreas verdes. Se enteró que, la más joven, Rose, su única tarea era acompañar su madre a eventos sociales, ya que su padre era el del apellido De Chagny y era invitado a demasiados lugares.
Al menos ella que este año cumplía los 17 años de edad, sus demás hermanas mayores, ya se habrían ido a vivir con sus respectivas familias, así que Rose, sentía toda la presión encima y más, porque su madre le pidió ya comenzar a cuestionarse para buscar candidatos para casarse.
Christine se sentía algo asombrada con esta circunstancia que debían seguir, matrimonio desde uno de los momentos más temprano que puedas comenzar, Daaé jamás cuando cumplió los 18 años, alguien le dijo que debía buscar esposo, se sentía hasta afortunada de estar envuelta en un ambiente que amaba, el arte.
-Rose...-le llamó una voz desde atrás y ante ellas, una mujer alta se dejó ver, amplios ojos oscuros, marrón sauce, con un tocado pronunciado sobre su rizado cabello.
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The Phantom of the Opera||El canto del Ángel
Historical Fiction• 1890, París Francia Christine Daaé vive en la Ópera Garnier como una bailarina estrella, pero cuando el antiguo director anuncia su retiro, ella recibe una oportunidad de mostrar su talento, sin contar que llamaría la atención de su ángel personal...