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En otro extremo de la gran casa popular de Ópera, aquí, en París, los ensayos ya se habían alargado y tan sólo unos minutos concluyeron.

Christine observó a Raoul en las butacas del público, sorprendida, por el tiempo que invirtió en esperarla, le decidió recompensar con aceptar esa cena, pero, al ser extremadamente tarde, todos los sitios estaban cerrados ya, desde hace horas mejor dicho.

-lo lamento, debes de estar muy cansado.

Habló Christine recibiendo a Raoul alado de ella.

-¡no! Creo que dormí unos minutos en esa butaca, muy cómoda eh de decir.

Ambos rieron ligeramente.

-¿entonces? El comedor está siempre abierto, podemos ir ahí, muero de hambre- alzó en respuesta Daaé.

-esta no será la propuesta que dejé de invitar la cena, solo será un tentempié.

Habló sonriente, Christine sintió como su corazón pegó un golpe duro en su pecho, algo estaba sumamente conmovida por Raoul, algo pasaba en sus sentimientos.

-claro.

Y ambos emprendieron su andar al comedor, siendo observados desde lejos, no por una mirada dorada, esa se encontraba muy ocupado en el subterráneo, la mirada aquí en la superficie, era una verdosa, de una mujer rubia.

Irina Giry los observó dialogar para después compartir una apacible risa e irse del enorme escenario.

Primero fue Erik, ahora Raoul...

Por el lado de los jóvenes, no tardaron en comenzar a comer un pay de manzana que estaba disponible y recién horneado.

-lastimosamente no recuerdo a tu primo Timothée, ¿no era el de cabello rizado y negro?- alzó Christine.

-no, ese es Jean, Tim es el de cabello castaño algo largo y lacio- respondió Raoul, a las anécdotas de Christine, lo que ella recordaba de aquellos ayeres, se trataba Timothée infante, que insistía que era bueno con el arco.

Y llevaba a Christine a ver sus tiros para acertarle a la primera manzana, de la pila que se encontraba a varios metros de distancia.

-¿sigue teniendo buena puntería?- cuestionó a Raoul.

-debo de reconocerlo, ha mejorado también...- le respondió.

-¿y como le ha ido a Hugo? ¿Le ha enseñado bien a Philip?- cuestionó Daaé, lo habían mencionado hace algunos minutos. Los dos hermanos que amaban los deportes al aire libre, podría nevar o caer una tormenta torrencial y ellos se encontraban en los amplios jardines. 

-muy bien, da una buena pelea-respondió Raoul.

-pero recuerdo perfectamente que tú eras el mejor en el combate de espada-alzó Christine, el joven De Chagny, dejó una sonrisa apenada, a la vez que escondía su mirada.

-pues no es por presumir...

Tuvo la necesidad de alardear, pero sabía que el mencionarlo le traería recuerdos.

-¡es cierto! ¡lo recuerdo! ¡cuando peleaban con ramas!

Daaé dejó al aire una carcajada mientras posicionaba sus dedos encima de sus labios, fue un mal momento para reír y haberse llevado un pedazo de pay a la boca.

Raoul al verla, bajó la mirada, era una expresión tan hermosa, que no pudo evitar sentir un calor subir por sus mejillas, a su mente llegó el momento el cual en aquel entonces, de niños, a Christine se la llevaron lejos, después del funeral de Monsieur Daaé...

The Phantom of the Opera||El canto del ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora