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— 15 Diciembre 1891, París-Francia. Ópera Garnier.
Justo ahora casi daban las 2 de la mañana, Irina se encontraba sentada a la luz de la lampara del escritorio hojeando algunas cartas, la razón era, que Erik no había venido desde aquella tarde donde se produjo una discusión, el sólo recordarlo le venía mal y le generaba un golpe en a su pecho de alguna falta grave, la cuestión sobre pensar si ella tuvo la culpa le comenzó a pesar cuando no se pronunció ni para tomar el té.
Pero, no quería pensar en ello, ya que el ver a ese Lord, Esmurt Wilmot, le generaban arcadas, debía cumplir con lo que había hablado con el Vizconde De Chagny, sobre lo que ella habría leído en la correspondencia hace algunos días, al respecto de algunas personas, Lords y Ladies, Damas y Caballeros, algunos Barones y sólo de una Archiduquesa, en un sentido que no entendía lo que estaba leyendo, esto, podría ser sospechoso y ahora, que el Vizconde Raoul vio factible meter a la cárcel a Lord Wilmot por ser una alimaña el cual necesita ser erradicada, le daría ella, nombres los cuales podría comenzar a investigar.
Ahora los estaba buscando, recordaba, como algunas cartas, no todas, las habría guardado, por el echo de que se trataban de esas personas de estatus social, hablando en ese sentido extraño, sabía que de algo le iba a servir, que ahora, llevaba una pequeña lista de 4 personas.
Por breves momentos, cuando recién había charlado con el Vizconde, aquella noche, Irina creía que Erik no demoraría en venir a su oficina, pero al pasar algunos días, más de los que él normalmente demora, al parecer sería mejor buscar esos nombres por ella misma, que importaba si durmiera hasta las 5 de la mañana, seguiría trabajando en ello.
Que, ya en horas más tarde, cuando el ensayo comenzaba en el gran escenario, mientras Irina miraba desde los asientos y los bailarines ingresaban dejando algunos utensilios en el suelo por la obra Mascarade, ya que de nuevo la presentarían en unos días, siendo la última obra del año.
Desde su lateral, Christine llegó a ella, saludándole para darle los buenos días, que, enseguida, el Vizconde apareció detrás, cuando la soprano se apresuró al escenario ya que Meg ya le estaba llamando, tendiéndole la ropa para empezar la practica.
-Sir...- suspiró por lo bajo Irina, quien ya veía como el joven estaba yendo a su respectivo lugar en el lado contrario de los palcos. Que al oírla y observar como la rubia mujer miró fugazmente a sus laterales, como si se estuviera percatando que nadie más se enterara, Irina dio los pasos restantes para estar más cerca de él...
-estos son los actos que tendrá Mascarade, para que los lea Vizconde- suspiró, alzando una amplia carta que estaba tematizada de la misma obra, Raoul por un segundo no entendía bien de que estaba hablando Madame Giry, pero cuando observó el papel doblado curiosamente en medio, tapando información importante de la obra, recordó lo que habían hablado hace días, había sido bastante rápido, pero era mejor así...
Le agradeció, con una mirada seria y así se dirigió a su asiento, para alzar esa carta de Mascarade, para quien sea quien lo viese, pareciera que se encuentra leyendo el escrito de la obra, pero en realidad, Raoul ya se encontraba divisando una lista de nombres, que algunos, sólo algunos pudo escucharlos en ciertas fiestas sociales hace tiempo.
Cuando pensó que era mejor así, es porque al día siguiente cuando Irina le habló sobre las verdaderas intenciones de Lord Wilmot, con aceptación de ese par, Richard y Gilles. Raoul comenzó con una pequeña investigación sobre ese tal Lord...
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The Phantom of the Opera||El canto del Ángel
Ficción histórica• 1890, París Francia Christine Daaé vive en la Ópera Garnier como una bailarina estrella, pero cuando el antiguo director anuncia su retiro, ella recibe una oportunidad de mostrar su talento, sin contar que llamaría la atención de su ángel personal...