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-Buenas tardes, Messieurs- exclamó una voz masculina de detrás de un par de hombres que estaban a un paso de subir unas escaleras y así tener de frente la puerta de donde vivía su colega Lachapelle. Llegaban de visita, un agradable Domingo de Marzo, pasado del media día.
-¡oh! ¡Lord Adler!- emuló el oficial Maytham Simeon, haciendo que sus demás colegas giraran.
-¿vienen de visita a Monsieur Lachapelle?- cuestionó el Lord cuando avanzó los escalones y divisar a los hombres delante de él.
-si, estábamos a la redonda, así que decidimos visitarlo- respondió Trevelyan Jeconiah, dejando que al final, su jefe, a sólo un paso de la puerta, tocara.
No demorándose al echo de que Vittore, abriera la puerta, él, de su lado, sorprendido, observó a el mundo de gente que se encontraba fuera de su hogar.
-oh, vaya, ¿te hemos despertado de una siesta?- exclamó Roberto Lowell, ya que, ante todos, Vittore vestía una holgada camisa por la cual podría llegar a ser visible su pecho, la cual no estaba bien ceñida en su cintura por el pantalón y los seguros de una de sus altas botas aún permanecían fuera de su lugar, a la par de lo más importante, Lachapelle, se veía definitivamente con sueño encima y que tal vez se acababa de levantar por su cabello ligeramente alborotado...
-¡eh! ¿Qué hacen todos ustedes aquí?- alzó, verdaderamente confundido, recibiendo de sus colegas unas risas, ya creían que si se había encontrado profundamente dormido.
-yo, Monsieur Lachapelle, vengo por la correspondencia que solicitó, sobre el caso de Firmin y André- respondió el Lord al filo de las escaleras, para así, abrirse camino, directo al hombre dueño de esta casa. El cual al verlo, recordó que era cierto, esta correspondencia llegaría hoy.
-¿ah? ¿Firmin y André?- cuestionó Maytham Simeon, -¿son los directores de la Ópera Garnier en París?
-Uhm, si- Vittore, tuvo que aceptar la situación, mientras Lord Adler ingresaba a su recibidor, para dejar la mediana caja.
-¿esto tiene relación con lo que fue el caso de aquel hombre Esmurt Wilmot?- cuestionó Roberto Lowell, dando sólo un paso dentro del hogar.
-no, es algo aislado, tengo fuertes sospechas por esos hombres, Monsieur...-defendió Vittore, Lowell al chocar miradas con él, podía ver que estaba siendo sincero, ¿en verdad una tragedia podía estar oculta detrás?
-¿necesitas ayuda con ello...?- cuestionó Simeon, su más cercano colega, pero antes de poder cuestionar algo más, nuevos pasos se dejaron oír desde las escaleras principales.
-si, ¿necesitas ayuda con eso Lachapelle?- era quien menos se lo esperaba, Gentian Preston.
-¿tú? ¿Qué haces por aquí?- alzó Vittore, acercándose un poco ante él, si en general la visita de Lowell, Simeon y Jeconiah era una total sorpresa, ver a Preston en su puerta, era una clara desafortunada coincidencia...
-vi en el registro de Madame Hart, que habías pedido un historial de Messieurs Firmin y André, hace unas dos horas iba a visitarte, pero...-Gentian, ingresó al recibidor de igual manera, pero con el detalle de estar pasando su visión por toda esquina del hogar de Lachapelle. -pensé que irrumpiría su estancia...
-¿de que...?- apenas logró cuestionar, Preston alzó.
-no quise alterar a la dama con la que llegaste, sólo venía a hablar sobre el intento tuyo de inculpar a Messieurs Firmin y André- sus palabras, sorprendieron a sus colegas, hasta el mismo Vittore, el cual algo tenso soltó el aire que sostenía desde los pulmones.
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The Phantom of the Opera||El canto del Ángel
Ficção Histórica• 1890, París Francia Christine Daaé vive en la Ópera Garnier como una bailarina estrella, pero cuando el antiguo director anuncia su retiro, ella recibe una oportunidad de mostrar su talento, sin contar que llamaría la atención de su ángel personal...