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—13 Diciembre 1890, París-Francia. Ópera Garnier.
A la mañana siguiente Giry había dejado la vela de nuevo encendida en el faro, junto a una nota, —¿Puedes venir? Tengo algo pendiente contigo.
No, no se trataba sobre haberlos visto fuera de la Ópera, aunque tenía esa imagen y todo lo que Erik dijo sobre ello en un pasado corriendo por toda su cabeza, pero, mejor dicho, todo el mes y pocos días que no habían hablado, esto le carcomía el pecho, le carcomía la ansiedad, ¿De verdad estaba siendo excluida a un lado?
Nunca había ignorado a su llamado con anterioridad, la vela que encendió era nueva, ya la flama había consumido varias antes, Irina se sentía harta, tanto, que con la yema de los dedos, se masajeaba la sien, pero, al dejar la nota esta mañana y que Erik estuviera por venir tenía que poner su mejor cara, para tal vez así, tener el coraje de hablar con él...
También no era extraño que no se vieran todos los días, hablaban cuando se tenía un tema que poner sobre la mesa, pero ¿por qué justo ahora ella se sentía con esa ansiedad de verlo? Debía de ser por el hecho de que ignoró las velas anteriores, sí, eso debía de ser.
Ahora mismo, faltaban casi dos horas, para que el ensayo se concluyera, Christine, Carlotta y Raoul estaban fuera, allá, en la Ópera, si Erik no venía era porque estaba en ensayo con Daaé, ¿no es cierto? Bueno, Irina intuía que era una mentira las practicas, sumaba puntos al hecho que no habría venido a su llamada anterior, ¿tanto tiempo le quitaba Daaé..?
Se detuvo abruptamente al recordar aquellas palabras —sí, Christine estaba conmigo.
Y de nuevo sus preguntas ¿de verdad todo este tiempo se han estado viendo?
Pero sus profundas preguntas fueron dejadas en espera, cuando el chirrido de algún peldaño de madera se hizo presente a la lejanía, la emoción ocupó su pecho, ¡no! no creía que era emoción por verle, si no...el como reaccionaría ante lo que Irina planeaba darle desde hace un mes.
-vi tu nota, ¿Qué pasa?
La expresión tranquila de Erik le abatía genuinamente, no podía ser que ella fuera la única con más de un sentimiento apretujando su pecho.
-bueno, mejor debería yo preguntártelo a ti...-Irina se interrumpió precipitadamente. Pero en él fue obvio que notó ese reflejo de represión, pero sólo fue solventado con un —¡lo que pasa, es lo que tengo para ti!
Sin decir más, giró levemente a su escritorio y tomó algo, cuando menos se lo espero, ella tenía en sus manos, un pequeño suflé.
-feliz cumpleaños con un mes de retraso.
Exclamó con una genuina incómoda sonrisa, Erik lo recordaba, vio la vela en el faro encendida a los días que Pierre le regaló el veneno por su cumpleaños, pero Christine, al ya saber su fecha, deseó pasarla juntos, verdaderamente no iba a negarse, ni detenerse a pensarlo podría, era un sueño completo. Pero, pensó en que a la mañana siguiente podría ir a con Irina, pero la noción del tiempo lo perdió, con ella, con Christine.
Apenado, verdaderamente no recordaba eso, más, había venido hoy, porque en unos días, —20 de Diciembre, era justamente el cumpleaños de Irina, y como sabía que estas noches las pasaría con Christine no tendría tiempo de venir a con ella, así que hoy le iba a dar algo, un regalo mejor dicho.
-tengo aquí algo para ti, de igual manera.
Suspiró, mostrando una expresión por mucho más relajada, pero con una débil sonrisa, de verdad estaba apenado.
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The Phantom of the Opera||El canto del Ángel
Ficción histórica• 1890, París Francia Christine Daaé vive en la Ópera Garnier como una bailarina estrella, pero cuando el antiguo director anuncia su retiro, ella recibe una oportunidad de mostrar su talento, sin contar que llamaría la atención de su ángel personal...