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—1 Enero 1891, París-Francia. Ópera Garnier.
La noche había pasado bastante rápido, para que a la mañana siguiente, hacer un llamado a una joven chica del dormitorio donde Daaé, Meg y Madame Giry dormían, al parecer ella fue una de las víctimas del hombre que se presumía era el del percance la noche anterior.
Habían reunido a todos los hombres empleados, que ayudaban a lo material, iluminación y limpieza, todos, tenían su respectivo contrato junto a sus datos en los archiveros de la Ópera. Las autoridades especulaban que el infiltrado no contaba con ningún papel y para rectificarlo buscaron hasta en viejos archiveros, no encontrando nada.
Pasó poco más del medio día para que cerraran el caso como un suicidio, y que el infiltrado que había atentado con la integridad de una mujer, junto a el haber acosado a muchas otras, había acabado.
La noticia en los diarios locales se propagaron con velocidad, a los pocos días de haber iniciado el 1891, pero afortunadamente no se contaron mentiras.
-insisto que deben contratar a una guardia para la Ópera.
Alzó Raoul, estaba sentado frente al escritorio de la oficina compartida de Messieurs Firmin y André.
-¿Guardia? ¿Por qué?
Alzó en genuina duda, Firmin, pero sólo por breves momentos despegar sus ojos de los papeles que movía activamente entre sus manos.
-Por lo recién sucedido tal vez- exclamó algo desconcertado el Vizconde, hasta un poco sarcástico.
-Sir Chagny, no pensamos que sea necesario, el hombre ¡vaya! está muerto.
Decía André un poco más concentrado al joven Raoul delante suya, pero el tono de voz empleado por él, era el menos interesado.
-lo sé, pero es por la seguridad de las mujeres aquí, son su responsabilidad.
Messieurs Firmin y André se miraron mutuamente.
-créame Sir Chagny, las Mesdemoiselles están bastante seguras aquí.
¿Ese fue un comentario cáustico acaso?
-y más en esta oficina- fue un murmuro de parte de Firmin, Raoul no entendió sus palabras, a sus oídos llegó sólo un destello del mismo. Pero le pareció entender ¿alguna insinuación hacía las mujeres?
¿Acaso ellos están en un contacto más cercano?
Raoul miró en el escritorio del fondo de la pieza, había una foto de una mujer que se veía de una edad similar a la de Firmin, ya que en su cabellera se asomaban pronunciadas canas, junto a las marcas en su rostro, era obvio que se trataba de su esposa ¿no? La mujer poseía un anillo...¿matrimonial?
Vaya, jamás se habían tomado el tiempo para hablar de más cosas con Messieurs Firmin y André por el simple echo de no ser lo suficientemente cercanos para juntarse a tomar el almuerzo, como alguna vez lo hizo con Monsieur Lefevre. Aunque tal vez fue poco el tiempo que compartieron, antes de la perdida de Madame Ortega, esposa de Rupert, pero, no había punto de comparación con el mencionado y los par de viejos que ahora se encontraban delante de Raoul muy quitados de la pena sobre lo que podría o no estar pasando en la ópera.
Monsieur Rupert era un hombre de una fuerte convicción sobre su trabajo, ahora mismo, el Vizconde podría sentir arrepentimiento que en la época del cambio de director no pudo hacer más por él, que sólo recibirlo con un fraternal abrazo en lagrimas para despedirlo a paso apresurado.
¿Habrá cambiado algo si tan sólo Raoul no estuviera tan distraído buscando en otros teatros el apellido Daaé, para haberla encontrado muchísimo mas rápido en Garnier?
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The Phantom of the Opera||El canto del Ángel
Ficção Histórica• 1890, París Francia Christine Daaé vive en la Ópera Garnier como una bailarina estrella, pero cuando el antiguo director anuncia su retiro, ella recibe una oportunidad de mostrar su talento, sin contar que llamaría la atención de su ángel personal...