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—15 de Febrero 1892, París-Francia. Ópera Garnier.
Las entrevistas seguían y justo, ahora a las 11 de la mañana, Christine Daaé y Meg Giry, esperaban frente al escritorio, mientras los oficiales Simeon y Jeconiah, regresaban de estar despidiendo a los que anteriormente estaban aquí sentados en este par de sillas.
-Bien, disculpen la demora- alzó Lachapelle, cuando ya sus colegas regresaban al escritorio. Presentó a sus compañeros que le acompañaban en el escritorio que eran Maytham Simeon, Trevelyan Jeconiah y Gentian Preston.
Y sin más inició las preguntas.
-ustedes, Mesdemoiselles ingresaron con nosotros por igual, porque afirmaron que estuvieron juntas la noche del baile- afirmó Lachapelle. Consiguiendo la atención de las mujeres frente suya.
-empezaré por usted Mademoiselle Daaé, sea tan amable con contestar lo que usted vio y recuerda, ¿de acuerdo?- que, al terminar de hablar, la dueña del apellido, asintió con suma atención sobre el oficial.
-¿vio usted al Lord Esmurt Wilmot?- añadió Lachapelle, siguiendo sus anotaciones.
-sí, pero no me lleve ningún placer en conocerlo, fue insistente y atrevido- contestó Christine, por su tenso ceño que no demoró más que segundos en mostrarse, Vittore supo que se trataba de una mueca de desagrado con tintes de asco, latentes hasta en su voz.
-¿usted tuvo conocimiento del encarcelamiento de Monsieur Wilmot?- preguntó Lachapelle.
-uhm...sí, Monsieur De Chagny me advirtió que no dejara a Wilmot acercarse a mi...después supe que lo habían encarcelado, pero estuvo presente en el baile, así que no me enteré lo que sucedió en ese intermediario- respondió alzando sus palmas de las manos a la vista, denotaba honestidad.
-¿qué le mencionó el Vizconde?- preguntó Jeconiah, al otro extremo de la mesa.
Fue en ese instante, donde Christine miró a Meg, se dejaba nerviosa, casi temerosa de revelar cierta información delicada, que de verdad le afectaba en su corazón. Pero la jovencita rubia, llevó su mano a cubrir las nerviosas de su amiga, transmitiéndole confianza y apoyo, era un tema importante, que no debía estar más tiempo bajo un manto de que esa información sólo la tuvieran algunos cercanos a la principal afectada, Christine.
-este es un sitio seguro Mademoiselle Daaé, puede contarnos...- Vittore, notó esta interacción de amistad cercana en ambas jóvenes, además, por la charla de ayer, con Madame Giry, intuía lo que ahora mismo le diría...
-Raoul...Monsieur De Chagny, me dijo que se enteró por medio de Madame Giry lo que Wilmot le pidió a Messieurs Firmin y André...me avergüenza oficial- Christine, se llevó sus dedos a cubrir parcialmente sus labios, mientras era obvio la misma incomodidad en cada palabra y después en su silencio, que ahora gobernó.
-debería hablarlos sin tapujos Mademoiselle Daaé, si quiere que todo esto se aclare...- la voz de Gentian, rompió el ambiente frío. Vittore, sintió el enojo azotar su pecho, como una chispa encendiendo un cerillo, había tomado aire, para reprenderlo de una forma que dejaba ver que su paciencia corría los últimos metros en esta carrera.
-Ella dijo que le avergüenza, ¿no tiene compasión?- exclamó Meg, mientras duramente, su jovial y aguda voz, hizo hincapié en su colera absoluta, se podía observar hasta en sus cristalinos ojos.
-Mademoiselle le pido que no interfiera con las preguntas que le hacemos a su colega- Gentian, tuvo el atrevimiento de responderle.
-¡Gentian no le hable así a la jovencita!- interfirió Maytham. Mientras, tanto él, como Trevelyan eran los que se tomaron el tiempo de hacerle ver a Gentian, que no litigara contra ella.
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The Phantom of the Opera||El canto del Ángel
Historical Fiction• 1890, París Francia Christine Daaé vive en la Ópera Garnier como una bailarina estrella, pero cuando el antiguo director anuncia su retiro, ella recibe una oportunidad de mostrar su talento, sin contar que llamaría la atención de su ángel personal...