•
—Mediados Abril 1891, París-Francia. Ópera Garnier.
Raoul estaba sentado en la silla del comedor de su casa, optó por quedarse a vivir en París para estar cerca de Christine, algo en él aún no quería volver a Rennes, su madre o familia podría tocar el tema de la proposición de matrimonio con Mademoiselle Troboth, si es que no se ha desposado con algunos de sus primos.
Podía estar pensando en ello mientras sostenía con su mano el diario de la mañana, el cual anunciaba que en la casa popular de Ópera, Garnier se retomarían más obras y que esperaran los próximos estrenos.
Sonrió al leer eso, sabría que Christine estaría bastante contenta con esta noticia. Ya deseaba volver a verla en el escenario. Apenas iba a tomar un sorbo de su té, cuando llamaron a la puerta, al atenderlo, era un mensajero, lo reconocía por el uniforme, trabajaba en la Ópera.
-Buenos Días, Sir Vizconde De Chagny- al asentir, el mensajero le entregó una nota. -de parte de Messieurs Firmin y André.
Alzó el hombre mientras se retiraba de nuevo a su caballo, Raoul le agradeció fugazmente en lo que entraba de nuevo a su hogar, pensaba que se trataría de lo último que habló con aquellos hombres.
Tal vez leería algo como —por favor acepte el contrato de ser guardia en la Ópera—
Él iba, por su cuenta, a cuidar, si, pero casi hacía guardia privada al pasillo donde estaba la habitación de Christine.
Tomó la nota y la abrió, pero su contenido no era lo que él esperaba.
—Monsieur Raoul De Chagny.
Le imploramos su presencia en la casa Ópera, para acompañamiento de Mademoiselle Daaé.
La hemos notado algo diferente, distraída y hasta algo cabizbaja. Tememos que le suceda algo fuera de nuestras manos, así que no sabemos quién la podría cambiar de humor o indagar en su posible comportamiento notablemente en desconsuelo, que un buen amigo de la vida y así, ayudarle a centrarse o aliviar su inquietud.Gracias de antemano. Richard Firmin & Gilles André—
Apenas terminó de leer el contenido, temió que algo malo pasara con Christine, ¿estaba enferma? ¿le dolía algo? ¿se habría lastimado algo?
Arrojó la correspondencia a la mesa de alado, y tomó su saco para emprender camino usando solo su caballo, normalmente iba en carruaje, pero ahora su preocupación era legítima, tardando solo 10 minutos en llegar.
La joven Daaé estaba leyendo en su espejo parcial de su habitación, cuando el llamado a su puerta le interrumpió, era algo insistente así que se apresuró a abrir, encontrándose con esa mirada azulada.
-Christine, ¿Cómo te encuentras?
Ella le miró algo extrañada, pero en ese par de lagunas cristalinas se podía leer angustia y preocupación.
-¿que sucede? ¿por qué estás así?
Se sentía más confundida que al parecer Raoul, el joven sentía que tal vez había exagerado las cosas y relajó sus hombros con un suspiro profundo.
-Lamento eso, pero Messieurs Firmin y André, me llamaron para que hablara contigo.
Daaé abrió más su puerta para que el joven pasara.
-¿a si? ¿por qué razón?
Cuestionó, mientras caminaba para tomar su libro que estaba abierto con un separador en la hoja que estaba en lectura, lo acomodó para cerrarlo y dejarlo a un lado.
ESTÁS LEYENDO
The Phantom of the Opera||El canto del Ángel
Historical Fiction• 1890, París Francia Christine Daaé vive en la Ópera Garnier como una bailarina estrella, pero cuando el antiguo director anuncia su retiro, ella recibe una oportunidad de mostrar su talento, sin contar que llamaría la atención de su ángel personal...