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—2 Octubre 1891, París-Francia. Ópera Garnier.
-¡sólo sigue la nota!
Exclamó Monsieur André, mientras estaba al frente de una gran multitud, al parecer se trataba del coro, ellos compartieron miradas algo inusuales, genuinamente no terminaban de comprender porque justo ahora, estaban llevando el ensayo de Carmen, de nuevo, interrumpiendo deliberadamente el calentamiento rutinario...
Irina les observaba desde los palcos, Firmin y André le habían pedido un minuto con el elenco, casi asqueada, pero logrando ocultar bien su expresión, se hizo a un lado, mientras observó como este par de estúpidos, hacían cosas estúpidas.
Veía como los del elenco le buscaban a ella a la par del Maestro Reyer, con la esperanza de que alguno desvelara que se tratase de una broma, ya que contaban con Madame Giudicelli al frente de ellos, algunos viéndola preguntándose si no se encontraba incomoda, ya que eran pasadas de las 9 de la noche y Carlotta vestía su elegante, pomposo a la vez que visiblemente pesado vestido de diario, había arribado justo hace una hora y directo de las puertas principales subió al escenario, como si ya supiera donde colocarse.
Arrogante, había tomado el personaje de Carmen, mientras algunos se preguntaban donde estaba Christine. Irina, tuvo que auxiliar, aclarando que había salido con el Vizconde a asuntos legales, alimentando la idea sobre un matrimonio, aunque en realidad, Daaé le confió que saldría a cenar con él, todo bien con ese plan, pero...sin aviso, el cabrón de Gilles André, pidió a todos escucharle...anunciando que retomarían la obra Carmen, por petición del público.
Era obvio esa aclaración, pero lo que les tomó por sorpresa es Madame Giudicelli al frente y que Firmin y André la hayan aceptado. Irina no podría sentirse más fastidiada, más, con lo que implicaba...
-¡Ah! ¡Mademoiselle Daaé!
Exclamó Firmin, más detrás, casi a mitad del teatro, pero, Irina al estar algo alejada del coro, logró distinguir en el aire el apellido sueco.
Y cuando giró, pudo observar a Christine, ingresar al teatro, junto a Raoul, habrían vuelto un poco tarde y quizá en mal momento. Pero a su vez, verla sosteniendo el brazo del Vizconde, Irina se podía preguntar si a estas alturas esta escena para cierto fantasma ¿le provocaría una herida tajante?
Era obvio que existía algo entre Daaé y De Chagny, ese tiempo, ese cariño, que leía en los ojos del Vizconde, no era sólo amistad.
-Mademoiselle Daaé, tememos en afirmarle que, Madame Giudicelli será el próximo protagónico-suspiró Firmin, algo nervioso, más que nada por la presencia de Sir De Chagny.
-¿Qué? ¿Por qué razón?-cuestionó Raoul alzando su voz, nuevo tiempo récord que, alguno de los dos hombres le hacía molestarse.
-estamos en apuros Monsieur De Chagny, Lord Wilmot va a venir a la Ópera, pidió el mejor palco, ha escuchado de nuestro declive en la casa popular, pero quiere darnos una oportunidad ya que hace años que no venía, diciendo que tiene buenos recuerdos.
Firmin se notaba genuinamente preocupado, dejando un suspiro.
-eso fue hace 5 años, todavía Monsieur Lefevre estaba a cargo, ahora, nos estamos partiendo en mil pedazos para siquiera ser algo bueno que ver, pero, hablando con el Maestro Reyer y Giry, creemos que la mejor opción sería volver a presentar Carmen- completó.
-¿Eso que tiene que ver con que Christine no sea prima donna? Lo fue justo en la presentación de hace un mes.
Exclamó el Vizconde, tenía que admitir que su molestia crecía como espuma, recibiendo de la joven un ligero toque en el diafragma con sus dedos, como diciendo que tal vez estaba perdiendo los estribos, su voz estaba siendo cada segundo un poco más fuerte.
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The Phantom of the Opera||El canto del Ángel
Fiction Historique• 1890, París Francia Christine Daaé vive en la Ópera Garnier como una bailarina estrella, pero cuando el antiguo director anuncia su retiro, ella recibe una oportunidad de mostrar su talento, sin contar que llamaría la atención de su ángel personal...