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-Christine...-suspiró Raoul, llamando su atención, al parecer Daaé, se habría perdido en sus pensamientos. -¿quieres cargarlo?
Daaé, sintió palpitar más rápido su corazón en emoción pura, asintió mientras era delatante una sonrisa en su rostro. Que, cuando Leo presionó con su peso los brazos de Christine, ella suspiró enternecida.
-pero tú si eres pequeñito, hola hola- alzó, cuando Leo pudo levantar un poco su verde mirada, curioso de una voz nueva. Daaé, le tomó con su dedo en la pequeña manita para después ser sujetada con increíble fuerza.
Raoul, sentado justo a su lado, era testigo que su más grande anhelo estaba ante sus ojos, la idea de siquiera creer por breves segundos que esta era una escena familiar y que Christine y él, tendrían a su primer bebé. Ver sonriendo al pequeño Leo, mientras Daaé le hablaba, le enternecía al corazón, era una imagen que podría dar lo que fuera, para que se cumpliera.
-es tan tierno ¿no? Con esos grandes ojos color hielo, casi transparentes- suspiró Daaé.
Raoul le podría dar la razón, Leo le miraba sumamente curioso y sonriente, con una brillante mirada.
-sí, pero honestamente hubiera deseado que tuviera tus ojos, linda...-respondió, muy seguro en sus palabras.
-¿mis ojos?- cuestionó dudosa, fue en ese instante en el que Raoul se dio cuenta que se había dejado llevar por su anhelo, creyendo que Christine se refería a los ojos azules de Leo por parte de la familia De Chagny, pero él, deseaba esos ojos chocolate oscuro de parte de Daaé.
-¿que digo? ¡Claro! ¡Tiene unos ojos muy lindos!- suspiró, algo nervioso, era real su sueño, su anhelo de formar una familia con Christine, pero, no quería sonar pesado e insistente, así que trató de remediar sus palabras.
-Raoul tranquilo, sé...a lo que te refieres-suspiró Christine intentando calmar la situación, Raoul llevó su mano nervioso a cubrir sus labios, pero dejando visible su sonrojo.
-lo sé pero...sabes lo que hablamos- alzó Raoul.
-pero no deja de ser algo que deseas que tengamos- Daaé exclamó cuando observó como Raoul tensó los labios, quizá reteniendo por completo sus ideas en lo más profundo de su mente.
-ahora eso no importa mon amour, ¡dejémoslo atrás!- Raoul trató de mostrarse sereno, restándole importancia al tema, con una amplia sonrisa, pero, Daaé, podría notarlo de todas maneras.
Recibió de Raoul un pequeño beso en la sien, eran intentos para cambiar de tema.
-sabes...-suspiró Daaé, después de divisar brevemente a Leo en sus brazos. -nunca lo hemos hablado, pero...si deseo formar una familia Raoul.
Hizo contacto visual con él, capturando su atención, su voz era tranquila, no era como si le fuera a dar malas noticias.
-sé que hemos hablado sobre si desde algunos meses he tenido síntomas y que ahora mismo no sea el mejor momento pero...- alzaba mientras en el ambiente, el balbuceo de Leo se dejaba oír.
-que sepas que mi deseo es ser una familia de varios integrantes, establecernos en un hogar por nuestros hijos...- alzó sonriente, esa idea, no podría recordar el momento exacto pero lo pensaba desde hace ya algunos años, se imaginaba su vida adulta, dejando en claro lo que quería para su vida. -así que no hay nada de malo que toques ese tema, Raoul.
Él, estaba encantado en felicidad, al parecer tenían los mismos planes y deseos, así que relajó sus tensos hombros, era cierto, no había nada de malo en hablarlo, al contrario, estarían planificando lo que estaría por venir y esto, iba de acuerdo a los principios infundados en Raoul.
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The Phantom of the Opera||El canto del Ángel
أدب تاريخي• 1890, París Francia Christine Daaé vive en la Ópera Garnier como una bailarina estrella, pero cuando el antiguo director anuncia su retiro, ella recibe una oportunidad de mostrar su talento, sin contar que llamaría la atención de su ángel personal...