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27 Diciembre 1891, París-Francia. Ópera Garnier.

El estreno de la obra Mascarade por tercera vez, al parecer la favorita del público, hoy noche, estaba repleta la Ópera y aún así hubo gente que se habría quedado fuera, pero el lado malo, era la incomodidad en Raoul, que esta ocasión, veía desde su balcón lo maravillosa que se mostraba Christine en la obra, derrochaba talento, audacia, hablaba en elegancia, pero, en el palco alado de Messieurs Firmin y André, ya se encontraba Lord Wilmot, junto a su compañía, un par de hombres, no pudo evitar sentir desagrado y algo de rabia, sabiendo todo lo que se encuentra detrás.

Al finalizar la obra, Raoul se levantó en silencio, con la mirada clavada en aquellos, del otro lado del teatro, mientras los acompañantes del Lord, compartían diálogos, no sabía si deseaba saber que tanto susurraban, así que se apresuró a salir de su palco.

-Quisiera hablar con Mademoiselle Daaé...

Alzó, Lord Wilmot, llegando a con Messieurs Firmin y André. Mientras se estaban haciendo algo de espacio tras bambalinas, algunos extras ya estaban cambiándose o simplemente en los pasillos en convivencia, era todo un ambiente de carnaval aquí detrás, Wilmot sentía que podría acostumbrarse a esto.

-debemos apresurarnos, el Vizconde De Chagny, siempre viene a cada obra, no me sorprende es su mujer-alzó el hombre con el cabello platinado.

-el Vizconde no sabe de nuestra platica sobre la bella Mademoiselle Daaé ¿no es así?-alzó en arrogancia el Lord.

-por supuesto que no, ¡y además! Nos tomamos el tiempo de enviarle con antelación a esa bella damisela unas flores a su nombre, simplemente para crearle buena imagen...-añadió André.

-sólo hay que esperar a que salga sola, sin el Vizconde- alzó Firmin, en lo que la gente comenzaba a más y más inundar el pasillo, tenían a la vista, la puerta de la habitación de Daaé, y los nervios del Lord afloraron cuando observó la puerta abrirse.

Pero, se quedaron congelados, cuando el Vizconde Raoul salió, sosteniendo en sus manos, un bouquet de flores.

-oh, esas son las que le enviamos...-suspiró Monsieur André, observando como las tiraba al suelo, casi con desprecio y sin esperarlo, el joven Raoul, levantó la mirada, chocando fríamente con el grupo, Messieurs Firmin y André desviaron la mirada, haciendo que Lord Wilmot se diera cuenta a quien verdaderamente veía el Vizconde, justo a él.

No pudo evitar no tragar saliva pesadamente, con unos nervios recorriéndole la espina, ¿...Raoul, estaba enterado?

Lord Wilmot estaba bastante intranquilo con lo que acababa de presenciar, tanto que Firmin y André tenían que estar convenciéndole que fue todo una coincidencia, estaba de tal forma, que divisó de nueva cuenta la puerta a la lejanía, nervioso de que volviera a salir el Vizconde.

-¡Monsieur De Chagny!- exclamó André. Y el Lord se dio cuenta que el mencionado estaba a sólo medio metro de distancia.

-¡ah! ¡mire que coincidencia! ¡Mademoiselle Daaé! ¡Permítame..!-ese fue un intento de Firmin en hablar y sí, la joven, que tanta obsesión había generado en Wilmot, estaba justo ahí, alado del Vizconde, mujer, la cual había pedido una noche, mujer que deseaba...

-¡No! ¡No tenemos tiempo!-exclamó Raoul, irrumpiendo abruptamente, en el dialogo del hombre semi canoso.

-mi esposa, Madame Christine y yo, tenemos una cita para la cena, en media hora, si nos disculpan.

The Phantom of the Opera||El canto del ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora