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—31 Diciembre 1890, París-Francia, Ópera Garnier.
Su vista se amplió, observando los muebles del otro lado de la habitación improvisada, cuando, a sus sentidos, un aroma familiar, a flores, lirios, específicamente llegó. Erik giró boca arriba recibiendo las telas que adornaban la parte superior de la cama, su parpadeo lento, le hizo enterarse que, de nueva cuenta su sueño no fue interrumpido por pesadillas.
Esto, seguía siendo una sensación totalmente nueva, nunca había dormido por completo, horas completas, noches completas, sin nada que lo hiciera despertar con el pulso en una carrera, empapado en terror, deseando morir en ese instante por tan horrible experiencia de volver a ver esas imágenes, que, jamás iban a salir de su mente.
Trató de evitar llegar a pensar en eso, así que cuando pasó su mano sobre su rostro, el ligero peso en su brazo derecho le hizo ver que Daaé, seguía dormida, como pudo se deslizó, dejando en su lugar una almohada. La desnuda piel de sus brazos y espalda, le llamarón a recordar, porque también él se encontraba igual.
Bajó la mirada a sus manos, dejando ante sus ojos esas horribles cicatrices, casi por instinto se alzó a tocar el rostro, enterándose que por obvias razones no vestía la máscara. Giró a su búsqueda, encontrándola en el buro de justo alado, al sentarse y querer ponerla en su lugar, se detuvo por un momento, miró por sobre su hombro a Christine, su lenta respiración hablaba en relajación completa.
Preguntándose una y otra vez, —¿Cómo es que ella puede mirarle al rostro?
Resignado, se colocó la mascara, para comenzar a vestirse, divisando su capa en el suelo, arrojada sin mucho cuidado a metros de su cama, que al tomarla, terminó por jalar una gran y pesada tela que colgaba desde alguna altura, desvelando un espejo de mediano tamaño, Erik se tensó cuando su mirada fue devuelta.
Para distraerse, sobre los pensamientos intrusivos que no tardarían en azotarle la cabeza, con su desagradable apariencia, optó por abotonar su camisa, pero cuando sus ojos llegaron a la altura de sus costillas, en su lateral justo al borde de su pantalón, lo recibió aquella cicatriz, larga y estrecha, la recordaba con demasiado detalle, como en terror absoluto rogaba acabar con los golpes del látigo, que, en un intento de huir giró recibiendo el golpe en su torso, en aquel tiempo infantil.
Erik tomó el borde de su camisa alzándola ligeramente, divisando las prominentes heridas catastróficas que abarcaban su espalda baja, esto era sólo una pequeña parte, trago saliva a la vez que sentía como se le podría ir el aliento al apostar que podría volver a sentir el ardor de la carne viva a través de cada hebra de su piel, su corazón se comenzó a acelerar cuando juraba que a su olfato llegó olor a sangre. Aterrado, llevó su mano a tocar su rostro, cerciorado que si la sangre era suya, en un parpadeo pudo jurar que sus dedos estaban empapados de ese liquido carmesí, brillante y espeso, pudo divisarla igual en su mascara que ya había caído al suelo, pero al segundo en un parpadeo, nada...
Sentía su corazón en una cerrera total que incrementaba a cada segundo, jalando aire fuerte a sus pulmones, comenzaba a sentir temblar, su pulso palpitando en los oídos, la presión en su pecho, frío subir desde sus extremidades
Envuelto en miedo, pero no desubicado, Erik sabía lo que Christine provocaba en él, así que su única solución fue apresurarse a ella, rodeo la cama, para encontrarle de frente, comenzó a ingresar a la cama, siendo recibido con los ojos aún cerrados, mientras alzaba los brazos para hacerlo ingresar a su pecho, sintió el ligero peso de su brazo y pierna rodearle su cuerpo, hundir sus dedos en la larga cabellera de Daaé, su aroma delicioso junto a una lenta pero profunda respiración, fue su alivio completo.
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The Phantom of the Opera||El canto del Ángel
Historical Fiction• 1890, París Francia Christine Daaé vive en la Ópera Garnier como una bailarina estrella, pero cuando el antiguo director anuncia su retiro, ella recibe una oportunidad de mostrar su talento, sin contar que llamaría la atención de su ángel personal...