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Esta mañana de 8 de Agosto era el día que iba a ver a Raoul y volver a ir al establo, estaba genuinamente emocionada, ¿Qué podría de nuevo aprender hoy? Dio la hora y salió enérgicamente de su habitación, caminó atenta por cada pasillo a sala para poder reaccionar si él se encontraba esperándola, pero al abrir las puertas del teatro que daban a la zona principal de la Ópera, el relinchido de un caballo llegó desde las amplias puertas. 

Sólo bastó con dar un par de pasos para que Raoul apareciera por el horizonte subiendo enérgicamente las escaleras, casi dos de una zancada.

-¡Woah! ¿Ya estas lista? Pensaba que estarías alistándote aún-alzó De Chagny, caminando apresuradamente a ella, sólo deleitándose con lo hermosa que se dejaba apreciar desde la lejanía.

No recibió respuesta de Daaé hasta que ella terminó por llegar a él, le abrazó rodeando su cuello, dejando todo su peso sobre si, Raoul podría notar como ella estaría buscando más cercanía, casi se reflejaría que fueran una relación formal, esto seguía manteniéndolo de los nervios ¿de verdad estaría Daaé dando más acceso entre ellos?

Fuera lo que fuera, le encantaba, pudo abrazarle de la misma forma cuando Daaé se incorporó, se notaba sonrojada, con sus mejillas de carmesí color.

-lo lamento estoy emocionada- se excusó nerviosamente, mientras pasaba sus dedos por su cabello trenzado, su lindo vestido rosado pastel color, sólo dejaban a la vista que Christine era una mujer tan hermosa, todo le quedaba precioso, Raoul encajó su mano perfecto en la curva de su cintura y le atrajo de nuevo, envolviéndola en un abrazo.

-yo también estoy emocionado, ¿no ves?-alzó para relajar el ambiente, Daaé estaba muy quieta en su pecho, mientras inundaba sus sentidos un aroma fresco, varonil, el aroma de Raoul le calmó los nervios.

-¿lista entonces?

Él se notaba bastante relajado, así que decidió tomarle la palabra e irse, ya que era el viaje algo largo, de nuevo, a mitad del camino se detuvieron a comer un pequeño aperitivo, para evitar revolturas de barriga cuando se esté arriba del caballo y así llegaron, de nuevo a  —Écurie, Paradis de Rio Dulce.

El día parecía todavía más hermoso que la última vez que estuvieron aquí, así que su emoción estaba por los cielos. Volvieron a cambiar sus atuendos por unos especiales de montura, pero ahora, Raoul le dio sin esperar indicaciones a Daaé su saco para que pudiera cerrarle del pecho, ella lo agradeció nerviosamente, notándola con un sonrojo, creía que Christine si había notado la anterior y única vez que pasó, como él bajaba la mirada a su torso, de verdad se molestó consigo mismo por haberlo hecho sin pensarlo dos veces, no creía que algo así podría pasar...

Tratando de dejar esos pensamientos de lado, esperó a Daaé que estuviera lista, para ahora escoltarla a otro cercado nuevo, al cuestionar ¿a dónde se dirigían? Y sólo recibir ante ella, una zona de obstáculos, su corazón golpeó su pecho.

-no creo que pueda...-trató de excusarse.

-¡claro que puedes! ¡eres la mujer más valiente que he conocido!- exclamó Raoul mientras que de una pequeña caseta tomaba algunos objetos en sus manos.

-Ni siquiera sé como montar en obstáculos-alzó nerviosa Daaé. Siguiéndolo de cerca.

-Para eso es esta lección, además, los obstáculos son bajos ¡vas a poder con esto!- exclamó con una amplia sonrisa, la confianza que Raoul estaba depositando en ella, junto a la alegría que se veía en su rostro era contagiosa.

Christine observó la zona, apretujó sus dedos, pero al final sabía que algún día llegaría y ese día era su segunda lección, no debía temer a nada.

The Phantom of the Opera||El canto del ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora