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Aiyana.

-Siempre te lo dije que ese chico no me caía bien, pero como terca nunca prestas atención-habla Mishelle mientras prepara los platillos a la carta.

-Pues ya vez, resulto ser un tremendo patán, ojalá y no me vuelva a topar-hablo mientras estoy apoyada en un mesón.

-¡SEÑORITA! Deje de estar conversando y atienda que hay un cliente exclusivo que tiene quejas de que no hay ni una mesera atendiéndolos-reprende el jefe de los empleados.

-Si señor disculpe ya voy-hablo y tomo mi Tablet para anotar el pedido, se retira el jefe y blanqueo los ojos-que odio tener jefe-hablo y salgo de la cocina.

Camino hacia las mesas reservadas, y veo a un señor que, con la mirada busca a algún mesero, me acerco rápidamente.

-Buenas tardes señores, pueden escanear el código QR que se encuentra en el centro de la mesa y ver que desean-hablo y espero a que hagan lo que les indique o que me digan algún nombre de plato, pero se quedan callados.

Cuando veo que el hombre que está vestido de traje y bien peinado se voltea disimuladamente y veo quien es. MIERDA. Es el mismo que anoche me salvo de ser violada, pero a la vez después se portó como todo un idiota.

-P-perdón ya van a pedir o aun no-me sale la maldita voz nerviosa y no entiendo el porqué. Miro de reojo al imbécil que está sentado (al que me salvo) se ríe disimuladamente.

-Eh...si...yo quiero...-habla su acompañante, pero el otro lo interrumpe.

-Se han demorado tanto que ya hemos perdido los nombres de los platos que queríamos, espera un momento-se voltea a mirarme y me desafía-¿o tiene alguna prisa?-LO ODIO SIMPLEMENTE LO ODIO.

-Puedo esperar señor-hablo con fastidio. Espero cinco minutos y nada. -Bueno hasta que se decidan voy a tomar ordenes de otras mesas con permiso-digo y su mano me detiene. QUE MIERDA LE PASA.

-Ya tenemos lo que vamos a pedir...-me mira de arriba abajo, me intimida su mirada, pero no lo doy a notar-señorita-habla la última palabra con burla.

Que agradezca que estoy en mi trabajo y no puedo propinarle una cachetada en esa cara perfecta.

Gracias por hablar consciencia, pero la cara perfecta esta demás.

Chica hay que ser realista, esta para chuparte los dedos.

Ignoro el comentario de mi consciencia.

-De acuerdo, díganme-tengo lista la Tablet para tomar el pedido, su acompañante me dice el plato a la carta que desea y el otro me mira divertido, finalmente me dice lo que quiere y me retiro.

Llego a la cocina y siento que mis piernas me flaquean de los nervios, que mierda me pasa.

-¿Niña que te pasa?-pregunta Mishelle mientras revisa los platos pedidos por medio de su Tablet.

-Te acuerdas del que me salvo de que Andréi me viole-asiente con la cabeza-pues está afuera como cliente exclusivo y de paso se reía en mi cara, es un imbécil-hablo con rabia-no pienso irlo atender más, vas tu a entregarle su orden-me voy hacia las mesas nuevamente a tomar pedido.

Pasan 10 minutos y en total he recogido 5 pedidos, entro nuevamente a la cocina a entregar la tableta.

-¿Y estos platos, porque aún no han sido entregados?-pregunto al verlos en el mesón, se suponía que Mishelle los tenía que ir a entregar a la mesa del imbécil cuyo nombre no me interesa.

-Pues los fui a entregar, pero me dijeron que quiere que vaya la misma que tomo el pedido, así que andando que después nos multan-hablo y me empiezo a quejar.

El jefe supremo de la mafia ItalianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora