El jefe supremo de la mafia Italiana

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-AIYANA-

Me hubiera gustado decir que después de la reunión estuve bien con Adriano pero la realidad es que no. Hemos pasado un poco distanciados, el ha trabajado hasta muy tarde y casi no lo veo llegar.

Hace 4 días que me mudé, es decir 1 día después de la reunión, solo me traje lo necesario a mi nuevo cuarto que lo considero un mini-departamento ya que esta habitación es muy grande. Mientras escucho una música de The Weekend intento concentrarme en terminar unas ultimas cosas importantes para mi tesis de la universidad pero me es imposible cuando tengo exactamente 3 días sin ver a Adriano. Miro la hora y ya es tarde, son las 03:44 a. m. y aún no llega, no anda con Roth porque este me lo tope hace unas horas atrás en el comedor y el me dijo que Adriano estaba arreglando asuntos de sus empresas.

Adriano no se tomo muy bien la decisión que tome en la reunión, otro punto que me hizo dar cuenta Fabrizzio era que en frente de todos lo desautorice y prácticamente pase de el y eso le cabreo, pero no soy ninguno de sus sirvientes que tengo que hacer lo que a el se le plazca, puedo ser su pareja y ante todos soy su mujer pero no por eso el tiene autoridad sobre mí.

Cierro mis apuntes y demás cosas las coloco nuevamente en su sitio, me acerco a la mesa pequeña donde tengo una jarra de agua y me sirvo un poco en un vaso, necesito una ducha así que me desnudo y entro a refrescarme. Esta semana también ha sido un poco pesada en la universidad y ni se diga en el trabajo, mi jefe ha estado muy exigente con la atención ya que ahora es más conocido este restaurante, es decir más de lo que ya era.

Mientras el acondicionador surte efecto en mi cabellera me enjabono el cuerpo pero este se me cae por lo que me agacho a tomarlo.

-Podrías quedarte así toda la vida y jamás me cansaría de admirar ese hermoso culo-pego un brinco del susto al ver a la figura masculina apoyándose en el marco de la puerta.

-¿Cómo entraste?-interrogo aún asustada.

-Por la puerta claramente...deberías de poner seguro cada que te vayas a bañar no quisiera que alguien vea esa hermosa silueta que solo yo puedo admirar y tocar-se acerca y se quita los zapatos y entra a la ducha, de inmediato cierro la llave del agua para que no se le estropee el traje, aunque no trae saco, seguramente se lo quito apenas llegó a casa.

-E-estás con ropa-intento hablar ya que su mirada me pone bastante nerviosa. El me mira con una sonrisa maliciosa y abre la llave haciendo que el agua caiga entre nosotros-pero...

-Shh, me importa una mierda la ropa en este momento solo te quiero a ti-Adriano clava sus dedos en mis caderas y me apega a él, mis brazos se enredan por encima de sus hombros y mi cara se hunde en su cuello al igual que su cara se hunde en el mío-te extrañé estos días que no te he visto-susurra en mi oído y nos separamos unos centímetros para vernos.

-Yo también-pega su frente con la mía-¿Qué te pasa?-pregunto haciendo leves masajes en su cabeza y el cierra los ojos relajándose.

-Necesitaba pensar...

-Y para eso necesitas alejarte ¿verdad?-asiente un poco avergonzado-lo entiendo por eso no te he presionado, porque me he dado cuenta que prefieres alejarte antes que lastimar a las personas que te rodean y te quieren-de un beso casto en sus labios-y eso deja muy bien que hablar de ti mi amor-sus manos descienden hasta llegar a mis glúteos y apretarlos arrancándome un jadeo.

-Eres la única que me entiende...la única con la que puedo ser transparente yo te...yo-no lo dejo terminar cuando uno mis labios con los suyos, mi lengua pide acceso a su boca y esta la recibe gustosamente, ambas se enredan y se van acoplando al ritmo del beso, mis manos caen sobre los botones de su camisa y los empiezo a desabrochar ayudándole a quitarle la camisa.