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STOP: Antes de que empiecen a leer voten por este capitulo por favor para ver que tiene apoyo,  me ha costado mucho escribirlo pero ya por fin. 

(En la despedida agregue un pequeño pensamiento de Adriano nada que cambie la historia)

Nota: Tal vez me demore un poco mas en actualizar porque tengo pocas ideas ahora. Besos.

Adriano.

Lo que le pedí fue una completa locura, pero dentro de toda está locura en algo tengo razón, puede que mi enemigo ya sepa de la existencia de Aiyana y tal vez la tengan en la mira.

Sus besos saben a gloria, pero es tiempo de volver a la realidad, tengo que volver a mis asuntos, a mis negocios.

-Es mejor que me vaya nena, no puedo exponerte así de esta manera-hablo entre besos, ella se aferra a mi al igual que yo a ella-si sigues así, mi animal sexual se despertará y querrá donde meterse-ella se sonroja, algo que pagaría una fortuna de ser necesaria para verla así siempre, que solamente yo provoque esa sonrojes.

-¿Cuándo te volveré a ver? No quiero dejar de verte.

-Por tu bien no nos veremos dentro de un rato pero iré al restaurante por temas de trabajo...ya sabes de que-ella asiente-esto será momentáneo ¿de acuerdo?-vuelve asentir.

Me pongo de pie ella me acompaña hasta la puerta.

-Cuídate por favor-veo suplica en sus ojos-te quiero de regreso.

-Y lo haré, después de todo esto me tendrás solo para ti, cuando termine todo esto averiguaremos esto que ambos sentimos ¿vale?-asiente triste, no me gusta verla así, mejor será que me vaya antes de que me arrepienta.

Deja un beso en mis labios y esa fuera nuestra despedida.

Bajo las escaleras y me encuentro con Fabrizzio cruzado de brazos.

-¿Nos vamos?

-Si, pero conduzco yo-me entrega las llaves y se sube al lado del copiloto, enciendo el auto y acelero hasta el fondo.

Tengo que encontrar al que le hizo eso a Roth, llegamos al hospital y me siento en el sillón que hay en una esquina de la habitación. Lo que más odio de esto es el olor a medicina, aquí o sales vivo por suerte o te sacan en funda de mortuorio.

-No te sentí-habla el afectado del atentado.

-No hace mucho llegue-veo unos balances que me fueron enviados en el correo-el día de mañana hay que hacer un envió hacia Polonia de la nueva mercadería que nos llegó, iré con Fabrizzio-me mira con mala cara-no puedes ir conmigo, tienes que recuperarte para poner andar la misión de saber quién atento contra tu vida.

-Ya me dijo el doctor que mañana me puedo ir sin ningún problema-no le creo, puede que el doctor me diga que si pero quien no va a decir eso cuando te han amenazado con tu familia.

A la hora entra el doctor Osler.

-¿Verdad que mañana le puede dar el alta?-pregunto mientras vigilo cada movimiento de Roth, sé que no le gusta pasar mucho tiempo en reposo cuando de algún incidente se trata, la última vez se fugó solo por no querer quedarse una noche más en el maldito hospital.

-A pesar de que el Señor Roth me amenazó, si, mañana se puede ir, pero tiene que tomar reposo durante 15 días como mínimo y este es su tratamiento-me entrega un papel, asiento.

-Muchas gracias Doctor-el señor se retira y lo quedo mirando al gilipollas de Roth.

-Deja que salga y vera lo que haré por delatarme de esa manera.

El jefe supremo de la mafia ItalianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora