20. A la mierda todo.

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HOLAAAAAA...AQUI TIENEN NUEVO CAPITULO PARA QUE SE PONGAN CON UN POCO DE CALOR.

LOS ESPERO ABAJO.

Aiyana.

Termino de cenar y lavo mis platos mientras Nora está sentada observándome como si me estuviera analizando.

-Que sepas que me poner nerviosa cada vez que me miras con esa mirada-no entiende lo que digo-como si estuvieras analizándome de pies a cabeza-me seco las manos con un trapo de la cocina y me siento quedando al frente de ella-venga vomita, que quieres saber-se que tiene una pregunta atorada en su garganta y no sabe cómo decírmela.

-¿Por qué nunca me dijiste que Adriano era papá? Entiendo que no quisiste decirle nada a el porque todos sabemos como es el, por dentro tiene un demonio que lo controla a el por completo cuando se ciega-se cruza de brazos-'pero...porque no me lo dijiste a mi, mi niña?-siento una punzada en mi pecho.

Suspiro.

-Nora no le dije a nadie, ni siquiera mis padres saben de la existencia de sus nietos-veo la sorpresa en sus ojos-no se si te lo había dicho anteriormente pero no se lo he dicho a nadie por la misma razón...no quería poner en riesgo al vida de mis hijos-tomo sus manos con las mías-tu eres como la madre de Adriano y se que si hubieras tenido la oportunidad de esconderlo para que no esté en toda esta mierda de mundo de la mafia lo habrías hecho porque así funciona nuestro instinto de madres protectoras...no puedes juzgarme-ella me sonríe y niega.

-Jamás lo haría ella ni tampoco yo-la voz masculina que suena detrás de mi hace que se me erice la piel, volteo a verlo y está dolorosamente guapo el condenado, le guiña el ojo a Nora y esta se despide de nosotros dejándonos solos en la cocina.

-Hazte a un lado que no deseo discutir contigo ahora-intento escapar pero sus dos manos se poza sobre el mesón dejándome sin escapatoria.

Me acaba de encerrar el hijo de puta.

-No...tenemos mucho que hablar-susurra-pero no quiero hablar de mis hijos cuando estoy extremadamente caliente-no le bajo la mirada y eso lo enciende más.

-Pues busca un coño donde saciarte y déjame en paz-sonríe y me da miedo. No miedo en el mal sentido sino porque conozco esa sonrisa sádica, se que no tengo escapatoria y siendo sincera tampoco me apetece escapar de el. Quiero quemarme con el.

Lo he anhelado demasiado.

No espero a que el lo haga y me abalanzo sobre el besándolo, sus labios se abren dándome acceso a el y puedo sentir sus manos recorrer mi cuerpo, examinándolo que este todo en su lugar.

Me toma del culo y me eleva sentándome en el mesón que está frío, gimo sobre su boca y el sonríe.

-Me congelas el culo animal-digo entre besos.

-Pues tu coño no dice eso cariño-su mano se infiltra por mi vestido corto y sonríe cuando se da cuenta que estoy mojada por su tan sola presencia.

-Menos mal querías que busque una puta-le golpeo el hombro.

-Como sepa que estás comiéndote a una puta te lo juro que te corto la verga-amenazo y sonríe apretándome hacia el.

-Me encanta cuando hablas así de sucio mi amor-lo se, por eso lo hice. Me vuelve a besar y siento como sus manos bajan las tiras de mi vestido. Lo detengo.

-Aquí no, vamos al cuarto-niega y empieza besando mi cuello dejando un camino húmedo de estos.

-No, nadie nos verá y si lo hacen pues que disfruten del espectáculo porque para follar eres una puta diosa-sus palabras me encienden como nunca y me desenfreno besándolo, intento sacar los botones de su camisa pero me desespero y la abro de un tirón haciendo que los botones reboten en el piso.

El jefe supremo de la mafia ItalianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora