El jefe supremo de la mafia Italiana

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Aiyana.

Siento que todo dentro de mi se derrumba porque a pesar de que no ha pasado nada con el, sus ojos me dicen muchas cosas que su boca no se atreve a decir.

Dejarlo allí de pie sin decir nada mas me duele el pecho, pero también puedo entender que me quiere a salvo y que se preocupa por mí, no se cuan malo puede ser Adriano o que ha hecho para ganarse enemigos a tal punto que lo quieran muerto, pero a finde cuentas así se arregla todo en su mundo.

Solo espero que pueda solucionar todo, pero lo más importante es que no le pase nada, tomo el primer taxi y le indico mi dirección, pero antes de irme veo que enfermeras, doctores y seguridad me quedan viendo tal vez sea por el hecho de que vine con Adriano.

Muchas cosas que procesar y muchas cosas que aceptar, lo primero en procesar es que talvez no sea la ultima vez que pase esto, pues no estoy tratando con cualquier persona sino con el capo de la ciudad, así que no tengo muchas opciones que digamos, si lo acepté así es porque siento algo por el que no se exactamente que es o bueno si, durante la cena que tuvimos fue algo mágico, algo perfecta a nuestra manera, pero perfecta.

Ese beso, corrección, esos besos que tuvimos en la cocina fueron deliciosos, exquisitos, fascinantes, creo que han sido los mejores labios que he probado, fue tan delicado al principio, pero poco a poco se fue profundizando. ¿Qué si me calenté? Si, agradecí que me sentará en el filo del mesón porque mis rodillas parecían debilitarse por su cercanía en cualquier momento, en ese proceso que nos estuvimos besando sentí mi ropa interior mojarse, reconozco que en ese punto mi mente estaba nublada y solo pensaba en tenerlo entre mis piernas, no lo quería soltar, necesitaba su contacto físico, necesitaba tenerlo cerca, lo más posible, mi cuerpo reclamaba a gritos algo que ni siquiera le pertenecía, me dolió su alejamiento.

Por un segundo estuve totalmente dispuesta a entregarme en cuerpo a el pero sus palabras fueron claras.

>No nena, solo que si sigo no me detendré y no es justo que le des algo tan valioso a alguien como yo, que no merece obtenerlo.

Sus palabras me hicieron darme cuenta que no estaba pensando con la cabeza fría, claramente, pero no quise que se vaya, quería quedarme con él, aunque las cosas han pasado muy rápido, primero fue la noche que claramente tenía celos por el chico del restaurante, después esa misma noche tuvimos aquel enfrentamiento sobre el atentado que sufrimos en su casa, después al día siguiente la propuesta de la cena, el mismo día la cena, al día siguiente el desayuno en el club y ahora nuevamente nos separamos, pero así son las cosas con Adriano Ferrara, rápidas e inesperadas.

Llego a mi departamento dispuesta a limpiar mi habitación cuando encuentro mi cama totalmente hecha, sin las sabanas manchadas ni el protector. ¿Quién lo hizo?

-Claramente no fui yo-habla Nora, no recordaba que estaba aquí-¿Cómo está Roth? Adriano me ha dicho que ha sido un accidente de auto ¿es verdad?-no se que responder, no me gusta mentir y mucho menos a ella que se ha portado bien conmigo.

-Si está bien, se está recuperando, un brazo lastimado, pero nada del otro mundo ni grave, si gusta puede ya irse y visitarlo al hospital-indico y ella sonríe.

-¿Segura? No quisiera dejarte sola con lo que tienes-se a lo que se refiere, pero niego, en estos momentos Adriano necesita de su nana.

-Si de verdad ya me siento mejor-no me discute mas y la acompaño a la puerta-cuídese y muchas gracias por la comida estaba deliciosa.

-No hay de que cariño en la cocina quedo mas por si te apetece, seguramente Adriano no comerá nada por allá así que tendré que ir a la casa a cocinar-me pongo a pensar durante unos minutos y recuerdo que quien la trajo fue Roth.