Kim Taehyung regresó al piso de madrugada. Estaba tan agotado que tal y como salió de la ducha se derrumbó, desnudo y empapado, sobre la mullida colcha de su cama.
Durmió como un lirón, no volviendo a abrir los ojos hasta pasado el mediodía cuando fue desvelado por los pasitos apurados de Jimin, que correteaba de un lado para otro.
Taehyung se sentó en la cama aún aletargado y se limpió las legañas.
Los pies de Jimin no paraban de repiquetear.
"¿Qué diablos estás haciendo?", preguntó el beta, rascándose el vello que le azulaba la barbilla.
Aunque no pudo evitar remolonear un rato, la curiosidad enseguida pudo con la pereza. Se puso unos calzoncillos y se asomó por la puerta de su dormitorio para ver qué tramaba su amigo.
Se lo encontró dando vueltas entre el comedor y la cocina. Cargaba con él un cesto de mimbre atestado de ropa mojada, que trasladaba por turnos de la lavadora al tendedero. Cuando Jimin se quedó sin pinzas ni espacio en el tendal, sacó un par de sillas al balcón y comenzó a amontonar la colada sobre ellas.
-¡Taetae! ¡Buenos días! -le saludó Jimin animado, pero sin distraerse de su tarea.
De cuclillas junto al sumidero del balcón, Jimin escurrió una camiseta, la sacudió y la colocó sobre el respaldo de una de las sillas al sol.
-¿Dormiste bien? -preguntó el omega, repitiendo metódicamente el mismo proceso con otra prenda- Te escuché llegar a las tantas.
-Oh, perdona, intenté no hacer mucho ruido... -se disculpó Taehyung antes de estirar la espalda y soltar un grandioso bostezo.
Salió al balcón y por unos minutos le hizo compañía silenciosa a su hacendoso amigo. Hacía un día precioso con un cielo despejado espectacular. Como todavía no había llegado el calor tórrido de verano, los rayos del astro rey aún eran bienvenidos. Taehyung cerró los ojos y dejó que el sol le calentara la piel. El agua que goteaba de la ropa húmeda formó un pequeño río que serpenteó hasta tocar sus talones descalzos.
-¿Qué hora es? -quiso saber el beta, cruzando los brazos cuando una ráfaga le puso la piel de gallina.
-Las tres menos cuarto. -anunció Jimin.
-¡Oh, Dios mío! ¡Las tres! -se atolondró el beta, como si le hubiesen quitado su buena mañana de un sopetón- ¿Has comido algo? Deberías haberme despertado...
Jimin negó con la cabeza, regresando a la cocina a por la última tanda de ropa limpia.
Podría decir que no había querido disturbar el sueño de su amigo y quedar bien; pero eso le convertiría en embustero. Si no le había despertado es porque no había visto necesidad ya que el hambre no había acudido a su estómago en todo el día. ¿Comer? ¡No tenía tiempo para eso!
Al preguntarle Tae, Jimin sabía exactamente qué hora era porque, ese día, el pasar de los minutos importaba, tenía valor. Porque ese día, en apenas un par de horas, Jeon Jungkook vendría a por él.
-Voy a preparar algo ahora. -proclamó Tae, abriendo la nevera para ojear su interior- Por cierto, ¿Por qué has puesto una lavadora? ¿No acordamos buscar una lavandería barata que tuviese servicio de secado?
Jimin apoyó el cesto de mimbre sobre el hueso de la cadera. Se volteó hacia su amigo, que le interrogaba ingenuo con sus ojos amarillos.
-Quería lavar lo máximo posible antes de... Taetae, ya te avisé... Hoy me voy.
Taehyung tragó saliva y por su rostro pasaron todo tipo de emociones hasta enfurruñarse. El pitido de la nevera le alertó que llevaba abierta demasiado rato.
ESTÁS LEYENDO
EL OLOR DE LOS JILGUEROS
Fanfiction+18 - BTS - OMEGAVERSE - KOOKMIN / NAMJIN / SOPE El origen del conflicto entre las opuestas manadas de Geum y Cheonsa se remonta a siglos atrás, pero las recientes heridas abiertas entre las familias líderes de ambos territorios tienen a todos sus h...