Jimin notó dos clavos afilados clavándose en su costado.
Aulló despavorido a la vez que una fuerza inhumana le levantaba las patas del suelo y lo lanzaba contra el férreo guardarraíl de la carretera.
Con la carne rosa entre los dientes, el lobo rojo arrastró el cuerpo del omega por el suelo. Revolviéndose entre bramidos, Jimin reconoció los ojos amarillentos de su tío tratando de hundirse en su mente como los colmillos en su carne.
Jungkook se lanzó sobre el feroz can sin haber reunido las energías para transformarse de nuevo en lobo. Con sus dedos humanos asió mechones de su pelaje rojo y estiró de ellos como si fueran riendas para alejarlo del omega. Debió funcionar, porque el lobo dejó ir a Jimin y volteó la cabeza para morder al alfa.
Jungkook esquivó las repetidas cabezadas fieras y cruzó sus piernas bajo el abdomen del lobo para no caer.
Park Jinyoung era un lobo tan gigantesco como sólo los puros lo eran, pero a la vez escuálido como un espagueti a medio cocer, con los ojos feos y un olor desagradable. Resollaba con pesadez, atontado por los restos del gas somnífero que había ingerido cruzando el jardín trasero, y aún llevaba la navaja de Jungkook incrustada como Excálibur en su muslo.
Con el sudor emborronándole la vista, Jungkook vociferó entre jadeos:
-Para la próxima, me da igual si no son muy discretas... Cogemos una puta pistola.
Alzó una de las manos y cabalgó sobre el animal que daba brincos como un toro iracundo intentando desesperadamente zafarse del agarre del alfa. Jungkook se inclinó hacia atrás, rodeó el mango de la navaja con su palma y la extrajo de un tirón.
La volvió a clavar con rabia.
La pata trasera del lobo venció y ambos cayeron rodando al suelo.
Viéndose débil y en desventaja, Park Jinyoung quiso huir. Desafortunadamente para él, la última oportunidad de salir de allí con vida la había desechado en el momento en que su presuntuoso lobo se había visto capaz de matar a ese omega "inferior".
La sangre que brotaba de su pierna y sus encías se fundía en su pelaje del mismo color.
Jungkook se puso de pie y, sin querer ni mirar, dio el navajazo final.
El metálico hedor del charco granate le trajo una arcada ácida que quemó su garganta.
El alfa retrocedió disgustado. Sus jadeos exhaustos se mezclaban con los últimos resuellos del lobo moribundo.
Jimin se acercó a él cojeando. Apenas podía doblar los codos llenos de rasguños y a cada exhalo la brecha que los colmillos de su tío le habían abierto sobre las costillas se agrandaba un doloroso poquito. Mordió suavemente la punta de los dedos del alfa y así le hizo saber que debían darse prisa en marchar, antes de que las fuerzas y la adrenalina decidiesen abandonar sus cuerpos agónicos.
Una furgoneta blanca esperaba en la cola de salida de los territorios Cheonsa. Dos muchachos vestidos de negro aparecieron reflejados en su retrovisor. Arrastraban los pies renqueando por el arcén, apoyados el uno sobre el hombro del otro forjando un equilibrio malogrado.
El resto de coches parecían demasiado inmersos en el tráfico como para fijarse en los dos lobos sospechosos que se acercaban en la nebulosidad de la madrugada. El dueño de esa furgoneta blanca, empero, esperaba al acecho y los reconoció enseguida.
Jeon Sungjin se bajó de un salto de su vehículo y acudió acelerado a socorrer a la pareja.
-Dios mío, ¡Estáis heridos! -exclamó ofreciéndoles una mano.
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EL OLOR DE LOS JILGUEROS
Fanfic+18 - BTS - OMEGAVERSE - KOOKMIN / NAMJIN / SOPE El origen del conflicto entre las opuestas manadas de Geum y Cheonsa se remonta a siglos atrás, pero las recientes heridas abiertas entre las familias líderes de ambos territorios tienen a todos sus h...