#45

11 0 0
                                    

Un día a mediados de mes nada especial quiso pasar, y las horas se escurrieron dando sus vueltas ordinarias. Así fue al menos hasta que los minutos se empezaron a teñir de noche. Tocadas ya las oscuras ocho, Moonbyul tenía prisa por volver a casa y olvidarse de todos los asuntos relacionados con las oficinas mientras se acurrucaba en la camita con su omega.

Después de perder casi toda la tarde arreglando las erratas de un becario, fue directa a su despacho compartido para recoger sus cosas y marcharse. Pero, a su sorpresa, o más bien a su espanto, el lobo quien le había dicho que se iría primero seguía en su puesto, desfallecido de morros sobre el teclado.

Alarmada cuanto menos, Moonbyul corrió hacia el beta desmayado y le sacudió gentilmente los hombros hasta que reaccionó. Con el relieve de las teclas impreso en sus mejillas hinchadas, Seokjin se incorporó volviendo lentamente en sí. Los ojos le bizqueaban observando cómo su compañera apagaba a toda prisa su ordenador de trabajo, recogía los maletines de ambos y descolgaba sus chaquetas del perchero. Seokjin, alelado por el sueño interrumpido, asumió que era hora de irse a casa y se dejó ayudar por la alfa a ponerse en pie.

Pero ésta no le acompañó a la puerta sin más, le asió por la correa del maletín y se lo llevó al baño, donde un par de hombres salieron disparados al verla entrar. Allí, la alfa no dudó en agarrarle la cabeza a su compañero mareado, meterla en la pila y abrir a tope el agua fría.

Seokjin abrió los ojos como si le hubiesen metido un carámbano por cada agujero. Tosió convulso las gotas que le entraron por la nariz y logró reunir en sus brazos la fuerza para apartarse del chorro helado.

-¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? -el rostro de Moonbyul no acostumbraba a expresar gran emoción, pero una intensa preocupación se exteriorizaba entre sus gestos inquietos y a cada rápido parpadeo.

-Estaba escribiendo un correo y de repente me mareé... -explicó el beta desorientado- Oh, Dios mío, espero no haberle dado a enviar sin querer...

La alfa le aseguró que ese no era el caso, que ella misma había guardado en borradores el correo a medio redactar. Seokjin, más tranquilo, se apoyó en el mármol del lavamanos. La jabonera automática escupió un pegote de espuma pero el beta, no a tiempo de apartarse, dejó resignado que el líquido se escurriera por su manga. Sentía cada extremidad tan floja, casi quebradiza, como si un hormiguero habitase en su interior llenándole el esqueleto de agujeros.

-¿Has desayunado esta mañana? -le preguntó la loba al advertir el frágil temblor de sus dedos. Seokjin asintió. Por supuesto que lo había hecho, él jamás se saltaría una comida- ¿Has dormido bien? -y el beta se encogió de hombros. "¿Como siempre?"- Ya pasó la época de resfriados, pero quizás estás incubando algo...

-No le des muchas vueltas. Llevo así desde antes de cambiar de año... -confesó el beta sin pensar.

-¿Me estás diciendo que no es la primera vez que te pasa esto? ¿Que llevas así meses? -Moonbyul abrió los ojos como platos y negó incrédula. Después de masticarlo brevemente, la alfa enseguida conectó dos y dos- Desde antes de cambiar de año... Es decir, desde que capturamos a Min Yoongi. Jin, tiene que ser el estrés.

-Diría que empezó incluso antes... -quiso desmentir el beta- Es difícil de saber. Por mucho tiempo lo achaqué a las alergias estacionales...

Si Moonbyul seguía negando se le desenroscaría la cabeza de los hombros.

-Por el amor de la Luna, deberías ir al médico. -le regañó Moonbyul- ¿Cómo piensas hacerte cargo de todo en este estado?

-Ya fui a mi doctor de confianza y me recetó unos suplementos pero no están sirviendo de mucho. Tampoco he sido muy constante, todo hay que decirlo... -Jin apretó los labios. Sincerarse con la loba le estaba haciendo darse cuenta de cuánto su salud había degenerado en tan poco tiempo- Pero no te preocupes. Debe ser lo que tú dices, un mal resfriado o el estrés.

EL OLOR DE LOS JILGUEROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora