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⚠️ Este capítulo contiene escenas que pueden herir la sensibilidad ⚠️

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A la llamada de su amigo, Jungkook y Jimin abandonaron la tiendecita de la gasolinera. El alfa salió primero, brincando como un conejo huidizo, seguido muy de cerca por una bola de papel higiénico. Usado.

Jimin emergió al poco por la misma puerta reventada, dando zancadas con una gran carcajada achinando sus ojos.

-¡Me das asco! -gritó Jungkook, esquivando la repulsiva bola empapada de sus propios líquidos que había caído a pocos centímetros de sus pies.

-JA JA JA. -reía jovialmente el otro, abalanzándose sobre él como un niño travieso pidiendo perdón con un abrazo de doblegadora ternura.

Taehyung los vio aparecer, con los cabellos revueltos y las mejillas sonrosadas. La inmediata mueca en su rostro también se ruborizó, cómplice de un acto impúdico al que prefería girarle la cabeza.

Llevándose las manos a los bolsillos, el beta detuvo la dispersión de su innecesariamente vívida imaginación y abrió una urna de propuestas:

-¿Qué hacemos ahora?

Como si fuera un obstáculo en el progreso de sus pensamientos, Jungkook chutó el papelito asqueroso bien lejos de él e hinchó las mejillas para continuar rumiando. Manifestó su única y clara prioridad frunciendo el ceño bien serio, siendo ésta procurar un escondite seguro para el dos veces fugitivo Park Jimin. Apuntó, asimismo, que el beta debería seguirles en su busca de refugio, pues ahora mismo lo que más le convenía era desvanecerse de la faz junto a su reconocible mata azul.

Sin dilación, el alfa sugirió subirse de nuevo a la motocicleta e intentar llegar hasta Geum. Cuando los otros dos reaccionaron con pareja aversión a la idea, el alfa les recordó que, pese a la pereza de los kilómetros y al peligro que suponía adentrarse en la manada del rencoroso Namjoon, sólo el ingenioso beta Kim Seokjin podría diseñarles a ambos la desaparición perfecta.

-No es como si fuera tu primera vez pisando Geum. -se defendió Jungkook ante las quejas del omega.

-Pero podríamos regresar a... -en su ofuscación, Jimin empezó una frase cuyo final mordió de milagro junto a su lengua.

"La plaza de los Jilgueros". Había estado a punto de desvelar la dirección que le había estado protegiendo aquellos últimos meses. Pensó que, en su empecinamiento por ir a Geum, quizás Jungkook estuviese ocultando adrede la existencia de aquel refugio prestado.

Al fin y al cabo, Jungkook y Taehyung se habían reencontrado poco antes de haberle ido a buscar, y desconocía si durante ese tiempo el alfa había advertido pistas que sustentasen su cautela. De todos modos, Taetae ya les había traicionado gravemente una vez; era entendible que el alfa no quisiera abrirle las puertas del escondite que casi se había convertido en su nidito. Supuso que ya regresarían a la casa en otro momento, ellos dos solos, o tal vez Moonbyul, a recuperar a la pobre pequeñita Riku, quien debía estar muy asustada y hambrienta tras tantas horas sola.

Con el corazón encogido, el omega negó rápidamente y se retractó. Borrando su propio argumento, pasó a apoyar con entusiasmo la idea de Jungkook.

Taehyung, sin verse en posición de contradecir a nadie, aceptó aquel plan con un refunfuño:

-Alea iacta. -dijo royéndose la piel del interior de la boca.


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EL OLOR DE LOS JILGUEROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora