Dandelion. Diente de león.
A pesar de llevar en su nombre al rey de las fieras, esta flor y su nívea cabeza han sido por muchos años un símbolo de esperanza, ilusión, y hasta niñez. Al fin y al cabo, ¿Quién no ha arrancado alguna vez su duro tallo y soplado un deseo?
El soldado Yugyeom tenía un diente de león tatuado. A un costado, empezando en el relieve de la última costilla. Jamás había cuidado con esmero la herida de tinta, fallando constantemente en protegerla de la sequedad y el Sol, y ahora las líneas perdían su original nitidez en borrones verdosos.
Le desagradaba. No es que lo aborreciera, más bien se arrepentía de haber sido tan ingenuo.
En su día había tenido un significado cándido de infructuoso optimismo. Un mensaje grabado en la piel por un Yugy más joven, cuyo valor simbólico residía en un mantra estéril que le recordaba la fe en que un día sus anhelos se harían realidad y todo iría mejor.
Hoy por hoy, no era más que una burla de sus deseos incumplidos.
Y es que pocos pétalos caben esperar de un diente de león que crece en campo yermo.
Ya de cachorrillo, Yugyeom no tuvo la oportunidad de hacer muchos amigos. Tan pronto como su madre escuchó el primer comentario a su foránea sangre lo sacó inmediatamente del parvulario. Así, rápidamente aprendió que era diferente a los demás niños y que, por ende, no pertenecía junto a ellos.
Fue educado en casa la mayor parte de su infancia pero no pudo seguir amparándose eternamente en el abrigo de su madre. Retraído y sin muchas herramientas sociales, se matriculó en el instituto y, con ello, a uno de los lados más crueles de la adolescencia. Justo en esa época, su lobo empezó a madurar y sus feromonas, aunque de beta, comenzaron liberarse con más intensidad. Ni siquiera toneladas de desodorante para hombre ocultaron quien era de verdad, y sus compañeros y compañeras encontraron divertido pinzarse la nariz con dos dedos al pasar por su lado. Incluso los que decían querer acercarse a él eran partícipes de aquellas bromas viles. Diana de cuantas burlas surgieran y un acoso feroz, Yugyeom se hundió en un abismo negro.
Fue en uno de esos años de tormento que lo abandonó su padre, quien se casó con una loba de Geum que le dio cachorros de una sangre más pura.
Cuando trataba de rememorar aquellos años velados sólo acudía a él una emoción: el odio.
El más profundo y salvaje odio a la sangre de Geum. Ella corría por las venas de sus acosadores, su apática madrastra y sus medios hermanos de vida resuelta por los que no sentía ni una pizca de "fraternidad". A esa sangre de Geum pertenecía el olor entre el que era imposible integrarse y con el que jamás, juró, se mezclaría.
Su madre más que nadie le había criado resaltando minuciosamente cada una de sus diferencias pero incluso ella creyó que el rencor radical de su hijo era exagerado y llegó un punto que decidió enfrentarse a él. A pesar de todo, ella no odiaba a Geum, y él creyó que era una loba débil y sumisa con el cerebro lavado. La despreció.
Se fugó de casa cumplidos los dieciséis.
Si en algo convergen las historias de aquellos con sangres minoritarias es que en la diversa manada de Daia, casi todos encuentran un refugio. Yugyeom fue igual. Es muy probable que hubiese conocido a su después compañero Quinque por aquellas fechas, pero no era consciente de ello. Fue entonces cuando se hizo el tatuaje del diente de león.
Pero, en todo caso, aquella falsa armonía se había acabado pronto. Entre todas las miradas indiferentes e incluso acogedoras, unas pocas maliciosas habían bastado para desatar los demonios temporalmente amansados.
Sin estudios más allá de los obligatorios e incapaz de someterse de nuevo a las crueldades y disciplinas de una clase, Yugyeom aceptó trabajos mal pagados y de mierda con tal de poder comer. Vivió en la calle un tiempo, hasta que de dar vueltas acabó en territorios Cheonsa.

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EL OLOR DE LOS JILGUEROS
Fanfiction+18 - BTS - OMEGAVERSE - KOOKMIN / NAMJIN / SOPE El origen del conflicto entre las opuestas manadas de Geum y Cheonsa se remonta a siglos atrás, pero las recientes heridas abiertas entre las familias líderes de ambos territorios tienen a todos sus h...