Sus ojos estaban tan cerca que se desenfocaban mutuamente.
Dos borrones inmóviles y difusos que aguantaban la respiración mientras sus narices, en vez de encajar la una al lado de la otra, se achataban en una colisión prolongada.
Park Jimin y Jeon Jungkook se estaban besando.
Un primer beso electrizante con sabor a sal.
Aceptando con la consciencia atolondrada que sus labios tocaban los del otro, Jungkook se estremeció con el agradable peligro como si estuviera sumergiéndose en una tina de agua hirviendo.
A pesar del súbito calor que se instaló entre sus bocas, cuando el alfa levantó un brazo, estaba tan rígido que casi se pudieron ver las esquirlas de una roca deshelándose. Con sus dedos nerviosos atrapó el mentón de Jimin y rotó su rostro lo justo para acoplar mejor su beso. Al presionarlos, los carnosos labios del omega se entreabrieron y humedecieron sutilmente los suyos.
Jimin se resistía a superar el asombro. Contra todo pronóstico, al menos para él, Jungkook lo había besado de vuelta. El enfado, el temor, todas las dudas, eran cenizas de las que resurgía una llama codiciosa. Aunque él mismo había dado el primer paso, quiso dar el siguiente también.
Se atrevió a sacar un pelín la lengua. A su roce, Jungkook la atrapó con los labios, la chupó y la dejó entrar en él.
Entonces, mientras se besaban por segunda vez, ambos comprendieron que sí, que aquello estaba pasando, y sí, ambos lo ansiaban por igual.
"Tú sientes lo mismo que yo", festejaron los dos con las tripas llenas de mariposas.
Un pitido aturdidor se instaló en los oídos del omega. Y es que cada vez con más frenesí, se devoraron la boca en besos que del hambre parecían bocados. No había momento para respirar o para acabar de procesar qué había ocurrido o qué estaban por hacer. Sus dientes chocaban como fichas de marfil siendo sacudidas en la bolsa aterciopelada de sus caricias desacompasadas. En la mayoría de balanceos se hacían daño, y entonces se miraban, con fervor, con cierto furor. Jungkook fruncía el ceño como si odiase cada segundo de aquel intercambio, mas más bien todo lo contrario; tocar a ese omega se sentía tan absurdamente bien que se enojaba con aquellos besos, cada uno cayendo como una gotita minúscula de miel en las fauces de un apetito voraz.
Jimin, tras su expresión también entre irritada y patidifusa, todavía no lograba sumergirse en el calor. No podía sino maldecir los días pasados y hacerse preguntas latosas pero inevitables:
¿Cuántas veces había soñado con ser correspondido por aquel trozo de pan que ahora le besaba como si su afecto siempre hubiese estado ahí? ¿Cuántas veces se había sentido solo en un abrazo, creyéndose el único cuyo corazón debía callar su latir? ¿Cuánto... Tiempo habían desperdiciado?
-¿Acaso somos idiotas? -se exasperó, mordiendo enojado la lengua que a su parecer había tardado demasiado en consolar su soledad más carnal.
Jungkook entendió a lo que se refería y aceptó el castigo de sus incisivos. Había sido un idiota por dejar que las circunstancias le impidiesen llegar antes al cariño de esos labios.
Aunque pensó que precisamente de "cariño" se habían compartido poco. De momento sólo se habían declarado un ferviente deseo mutuo y liberado algo de rabia acumulada. Creyó que Jimin, quien era mucho más que un enemigo o su apariencia atractiva, merecía recibir algo más puro y dulce, algo que reflejase verdaderamente las emociones que le despertaba.
Agarró a Jimin por la nuca y lo atrajo de nuevo a su boca. Primero lo besó fugazmente, como pidiendo permiso para el beso que lo prosiguió; esta vez más reposado, delicado y honesto. Sus párpados cayeron lentamente y sus cuerpos se acercaron por inercia. Un beso de cuento, o de película, depende de a cuál de los dos le preguntaras.
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EL OLOR DE LOS JILGUEROS
Fanfic+18 - BTS - OMEGAVERSE - KOOKMIN / NAMJIN / SOPE El origen del conflicto entre las opuestas manadas de Geum y Cheonsa se remonta a siglos atrás, pero las recientes heridas abiertas entre las familias líderes de ambos territorios tienen a todos sus h...