#44 parte 1

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Las manos de Kim Taehyung sudaban como si el pobre lobato estuviera metido en el toro de hierro de Falaris y las llamas se alzasen vivas bajo él. Y es que, escuchando sin saber motivos la voz seca y adusta de Dandelion, sus dedos temblaban haciendo un esfuerzo por aguantar el teléfono contra su oreja. Por un largo momento temió ser el responsable del agrio mal humor de su compañero. Por eso, cuando supo la causa de su enojo, más que disgustarse se tranquilizó. Y eso que Dandelion acababa de contarle que se encontraba en el hospital, con una herida de bala atravesándole la pierna.

-Todo esto no hubiese pasado si no hubieras dejado escapar a Park Jimin. -no dudó en retraerle Dandelion desde el encono. Pero su tono no era del todo acusatorio, más bien cansado, y es que ya empezaban a pasarle factura las horas tumbado, importunado por una ruleta de enfermeros, pinchazos en las venas y dolor- Pero hazme el favor y no lloriquees. No podré ir a verte en un tiempo pero la herida es limpia y no creo que tarden en darme el alta. Además, tengo muy buenas noticias.

Taehyung tragó saliva. Un mal presentimiento había prendido su mecha con el primer saludo de su compañero y, como una ceniza intuición, supo que entre su lengua y su paladar se albergaban palabras que se arrepentiría de escuchar. Se secó las palmas sudorosas en el pijama y dejó que Dandelion hablara.

-Resulta que, en la misión donde se suponía que íbamos a acabar con la señora Park Bom, descubrimos que el infame Park Gobum sigue vivo. Para que te hagas una idea, ¡Ese lobo llevaba desaparecido desde antes de que tú y yo nos conociéramos! A pesar de haberlo negado en múltiples ocasiones, parece ser que, efectivamente, la señora Park Bom ha mantenido todos estos años a su hijo oculto en su propia casa. -Dandelion hablaba flojito para evitar oyentes indeseados pero había puesto el acelerador y parecía entusiasmado- Seguro que al señor Park le gustará saber que su sobrino perdido en verdad nunca se había ido a ningún lado. Si me preguntas a mí, yo creo que rodarán cabezas... ¡Pero, uf! Deberías haberlo visto. Era colosal como un monstruo y mirases como lo mirases, era horrible y apestaba. Pero ríete tú de él, un guantazo y te manda al otro mundo~

Taehyung iba respondiendo con monosílabos mientras escuchaba atentamente la historia. Andaba algo perdido en el árbol genealógico de los Park pero, si de eso iban las nuevas, no le parecían tan importantes. O al menos no de su incumbencia.

-Pero eso no es todo. -justo cuando pensó que su corazonada era infundada, Dandelion disparó de nuevo todas sus alarmas- En la misión vi a alguien más. -pasaron unos segundos en silencio- Quinque, ¿No vas a preguntarme a quién vi?

-No quería interrumpir... -se excusó el beta. No quería oírlo. No, no.

-De verdad que eres... En fin. -se quejó Dandelion- Park Jimin. Vi a Park Jimin. -y esperó unos segundos más, con una sonrisa oscura en los labios, a que la afirmación calase hasta el fondo de la mente de su compañero.

La garganta de Taehyung se secó como si hubiese inhalado el vapor más ardiente en el férreo estómago bovino. Aunque sintió un pánico capaz de hacerle chillar, respondió con contenida sorpresa:

-¿Cómo es eso?

Y entonces Dandelion dejó a un lado el misterio y le explicó con pelos y señales la misión a la que le había envíado Seokjin y todos sus cruentos detalles.

-Como me metieron una puta bala no me pude enterar de mucho pero, por lo que llevo entendido, Park Jimin está con ese estúpido alfa... Jeon Jungkook, escondidos en una casa de una suburbanización en Daia. Estuve cerca pero me desmayé antes de llegar.

Taehyung ya no podía responderle ni con el más mínimo sonido. Aguantó la respiración hasta que sus pulmones le atormentaron como piedras calcinadas en el pecho. Le quemaba, la culpa, el miedo, le quemaba. Quería huir de aquella conversación que le asfixiaba pero a Dandelion todavía le quedaban cosas por decir:

EL OLOR DE LOS JILGUEROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora