Los pies del vaso bajo eran un óvalo de reflejos ambarinos que se deformaba trémulo como el líquido que le daba color. Namjoon contempló los fulgores escalando sus dedos largos que rodeaban el cristal y dio un sorbo corto a su bebida. El alcohol de notas complejas era frutal y especiado, denso sobre la lengua pero con un regusto fresco casi ácido. No quemó su garganta; la calidad hacía justicia al precio. Apartó la mano y el rastro anaranjado regresó a sus curvas imperfectas sobre la barra de madera oscura y pegajosa.
La tabla maciza estaba sostenida por una media pared de construcción cuya pintura se descascarillaba a la altura de los pies de sus clientes sentados. Namjoon hizo bailar el taburete, girando sobre su asiento, y no pudo resistirse a arrancar un cachito con la punta del zapato.
Aquella taberna (o, mejor dicho, pub exclusivo disfrazado de dejadez para los románticos de clase alta), había sido una recomendación de su padre, el señor Kim. Se encontraba al sur de Daia, en el corazón de una de las ciudades más grandes de Península 4, escondido en el segundo piso de una estrecha escalera de caracol. Cuando el señor Kim era joven y su mujer aún vivía, la pareja solía reunirse allí con los líderes eméritos de Daia, los cuales rondaban su edad. Ahora Kim Namjoon había heredado retales de aquella vida como Geum, como su amistad con esa sangre y como aquella taberna.
Las luces polvorientas, amarillas y tenues colgaban del techo siendo las hijas congeladas en metal de luciérnagas y arañas. El aire estaba cargado del humo de cigarros ya apagados y bajo los vitrales policromados quedaban suspendidas sus colas largas y densas.
La camarera pasaba por la barra un trapo de olor pungente, mezcla de limpiador y humedad. Tras ella, un rosetón de coloridas botellas que, sin darle imagen a ningún Dios, iluminaban la mirada de tantos que acudían a ellas en solitud y silencio, rezando por el consuelo de su hechizo.
Las aletas de la nariz de la chica se agitaron. Detuvo momentáneamente su mano para hacer una pequeña reverencia hacia la puerta y luego prosiguió con su tarea.
Las tablas del suelo crujieron trayendo los pasos paulatinos de unas botas hasta el taburete contiguo al de Namjoon. El pie de base redonda fue corrido hacia atrás. A su lado se sentó otro lobo alfa.
No es como si nadie en Daia pudiese obviar o confundir la presencia de su líder, pero el líder de Geum jamás tendría problemas en reconocer el olor de un viejo amigo.
-Wang Jackson. -saludó Namjoon, tardando un segundo largo en levantar la mirada de su bebida, como si ésta todavía estuviera enseñándole algo fascinante.
-Kim Namjoon. -le devolvió el otro, con una gran sonrisa de oreja a oreja- ¿Qué bebes? ¿Kavalan?
La camarera deslizó con unas pinzas una esfera perfecta y cristalina de hielo en otro vaso bajo. Después escanció delicadamente un chorrito ambarino sobre ella.
-Perdona por avisar a última hora de que estaba aquí. -el alfa de Geum empezó con una disculpa- No pensaba que me sobraría tiempo después de la reunión con la Administración Estatal.
Jackson negó con la cabeza, recibió su bebida, dando las gracias con un breve gesto, y cruzó las piernas.
-Este año no nos hemos visto ni durante las fiestas. No me importa cancelar un par de agendas teniéndote por mis territorios. -dijo. Se le notaba contento de encontrarse con su amigo. Claro que Jackson ya de por sí era un lobo bastante jovial- ¿Qué tal el día? ¿Te gusta cómo está mi Daia?
-Me he pasado a ver cómo van las obras de la nueva galería de arte. -Namjoon asintió satisfecho- Está bien ver que inviertes en ocio diurno también.
-Ese ha sido un cumplido un poco ambiguo. -Jackson entornó los ojos- Pero lo apreciaré porque no tengo mucho más que ofrecer, de momento. He estado liadísimo con el tema de las bandas callejeras. Gastamos hasta el último céntimo de las subvenciones de la Administración pero parece que nunca es suficiente dinero en cuanto a integración social se refiere.
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EL OLOR DE LOS JILGUEROS
Fanfic+18 - BTS - OMEGAVERSE - KOOKMIN / NAMJIN / SOPE El origen del conflicto entre las opuestas manadas de Geum y Cheonsa se remonta a siglos atrás, pero las recientes heridas abiertas entre las familias líderes de ambos territorios tienen a todos sus h...