El aroma a lavanda impregnaba mi nariz mientras recorría los infinitos pasillos decorados, la alfombra amortiguaba mis zapatos y la luz de las ventanas iluminaba las paredes tapizadas desde hace años en color rojo, realmente no sabía qué hora era, el sol no me daba ninguna pista; tampoco era consciente de a donde me dirigía, pues, mis pies parecían tener vida propia y yo tan solo me dedicaba a observar los cuadros de la pared. Toda nuestra familia estaba allí, el abuelo Josh y la abuela Charlotte, el tío abuelo Fred y su esposa Clementine, incluso pude divisar a nuestros primos lejanos a quienes no veía desde mi niñez. Pero sin duda el cuadro de mayor tamaño era aquel que nos reflejaba a todos, mi padre con su barba incipiente y ligera sonrisa casi imperceptible, mi madre con su hermoso vestido dorado y rostro sereno, Abraham perfectamente ubicado entre nuestros padres con su traje y peinado sumamente pulcros, mientras que Aiden y yo nos ubicamos a cada lado con ligeras sonrisas. Curiosamente, la mano de mamá sostenía fuertemente los hombros de mis hermanos, mientras que la mano de mi padre parecía empujarme al centro de la pintura.
Mis pies me llevaron lejos de aquel lugar y entonces el pasillo comenzó a cambiar, las paredes tomaron un color más claro y la madera bajo mis pies crujió con fuerza, las puertas se veían antiguas y los cuadros ahora reflejaban paisajes que conocía de algún lugar. Entonces algunas voces retumbaron en mi mente.
"Yo no quise hacerlo..."
"Te lo juro Andrew, no fue mi intención..."
"Te lo ruego, créeme... Mi corazón te pertenece, te amo"
Mis pies se detuvieron ante una puerta y una molesta punzada aprisionó mi estómago... Quería vomitar y ni siquiera sabía por qué. Mis manos temblaban y me sentía sudoroso, tenía miedo a lo que me encontrase tras ella y pronto descubrí por qué.
Mis dedos recorrieron la fría madera que por alguna razón se sintió tan caliente como si quemara, era una contradicción ridícula, a decir verdad, el pomo de la puerta me picó como mil agujas a pesar de parecer tan suave y el sonido de la cerradura logró aturdirme por unos segundos. Pero cuando mis oídos regresaron a la normalidad, desee perder la audición... Los gemidos de una chica llenaban el aire de la brillante habitación, las cortinas se encontraban corridas y la luz de las ventanas me permitían ver perfectamente el interior de aquella habitación que ahora reconocía.
Un hombre se encontraba de espaldas, pero no necesité ver su rostro para saber lo que hacía, podía ver las piernas de ella y sus manos aferrarse a su espalda, pero me era imposible ver su rostro. Mi corazón dolió de una forma tan espantosa que sentí moriría allí mismo, mis piernas flaquearon y no pude evitar caer cuando su voz colmada de pasión se mezcló con las voces que atormentaban mi cabeza.
— Dalia... — La llamé con las pocas fuerzas que aún quedaban en mi cuerpo. — ¡Dalia!
Creí que el tormento finalmente había llegado a su fin, pero entonces, como un monstruo deseoso de arrancar de mi ser hasta la más pequeña gota de sufrimiento. El hombre se giró y pude ver el pútrido rostro de Abraham. Una sonrisa permanecía en sus labios, sus ojos se desorbitaban como prueba del gusto que sentía al haberme hecho tanto daño; pero fue ella quien terminó de masacrar todo intento de mi corazón por seguir latiendo. Tal y como siempre sucedía en mis recuerdos, la chica cayó sobre la cama y su mano reboto enseñándome la marca de nacimiento que rodeaba su muñeca, pero esta vez, la ausencia de esa marca me desconcertó y en su lugar largo mechones azabaches cayeron ligeros por el borde de la cama.
— Naomi...
El brusco movimiento de la carreta me atrajo de regreso a la realidad. Sentía el corazón acelerado y un sudor frío recorría mi espalda, me mareaba el solo hecho de parpadear y ni siquiera logré ser consciente de donde estábamos antes de que las luces del pueblo iluminasen mi rostro... Tan solo una pesadilla, una demasiado real como para soportar. Aquellas imágenes se volvieron imposibles de obviar y cada vez que volvían a mí me provocaban náuseas, Naomi nunca me haría algo como eso, eran solo mis miedos hablando...
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Jeune fille indomptable
RomancePudo pasarle a cualquiera, pero no. Esa gran tragedia le cambio la vida para siempre a ella... Ahora Naomi deberá ocuparse de toda su familia, deberá protegerlos de la maldad de otros. Tal vez se pierda a si misma. O Tal vez encuentre una luz en m...