Capitulo. 5

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La oscuridad me rodeaba, sentía la piel tan fría como la nieve misma, pero a la vez el sudor de mi cuerpo resultaba espantoso; una sensación horrible me invadía mientras intentaba descifrar que sucedía a mí alrededor, no había voces y el silencio solo conseguía aumentar mi nerviosismo. ¿Dónde están todos? ¿Por qué no escuchaba a mis hermanos? Me agobiaba enormemente el no escucharlos, me removía inquieta mientras mi corazón parecía fallarme con rapidez. Entonces no pude aguantarlo más y mi cuerpo termino por erguirse por cuenta propia. Me estaba ahogando...

Aún estaba en mi habitación... La ligera claridad me indicaba que una noche más había transcurrido en medio de pesadillas, me dolía la cabeza y sentía mi cuerpo débil por los últimos días. Pero no quería volver a dormir, dejar que mis sentimientos tomasen todo el control me resultaba aterrador. Debía ser más fuerte... Y afortunadamente no tuve siquiera tiempo de pensar en mis lamentos, pues los lloriqueos de uno de mis hermanos captaron mi atención. Aun con el cansancio que llevaba encima me obligué a levantarme y correr a la habitación de los niños antes de que todos se despierten.

— Basta... Tranquilos pequeños.

Tristemente, los mellizos llevaban semanas despertándose en la noche, eran muy pequeños para entender el que nuestra madre ya no estuviese. Me dolía el corazón, pero no podía darme el lujo de derrumbarme también. Peter clamaba por nuestra madre mientras Claid lloriqueaba incontrolablemente, debía calmarles antes de que los demás pudiesen escucharlos y la casa volviese a sumirse en un mar de lágrimas y lamentos. Con un dolor inconmensurable me dejé caer en la cama de mi madre junto a ellos, donde pensamos que descansarían mejor, y les arrullé como solía hacerlo mamá.

— ¡Quiero a mamá! — Exigió Peter entre lágrimas...

Y ya no pude evitarlo más.

— Yo también bebé... — Lágrimas corrieron por mi rostro una vez más mientras luchaba por sobreponerme.

Nuestra casa se caía a pedazos desde el fallecimiento de nuestra madre. Jamás había sentido tal terror como el que sufrí luego de despertar en nuestra sala con un espantado Harry que luchaba por traerme de regreso a la realidad. En su momento apenas y me pude permitir sentir, pues el resto de mis hermanos se encontraban dispersos debido al peligro vivido en el pueblo. Pero tras el susto inicial, el saber que mamá se había ido para siempre... Me rompió el corazón como nada nunca podría hacerlo. Las risas en casa se terminaron, Lila, Rose, Peter y Claid eran demasiado pequeños como para comprender lo sucedido y no había un solo día en que no llorasen en busca de la atención de mamá. El resto de nosotros habíamos perdido nuestras sonrisas y tan solo nos dedicábamos a seguir nuestras labores como si fuésemos muertos en vida. Suponía que era demasiado pronto, pero realmente esperaba que la tristeza se alejara de sus corazones con el tiempo.

Por suerte los niños dejaron de llorar y se durmieron antes de que el sol iluminase nuestro hogar por completo, así que me encargué de acomodarlos nuevamente en la cama con toda la paciencia y cariño del mundo. Con la pérdida de mamá y Elizabeth en el hospital la situación se volvió más complicada que nunca, Eleonor había asumido la responsabilidad total de la recuperación de Elizabeth, no tenía idea de cómo lo hacía, ni quería saberlo, pero ella sola le conseguía medicinas y las atenciones necesarias. Mientras que yo me ocupa de cuidar al resto de nuestros hermanos y proveer lo que necesitáramos, nuestra vida se estaba convirtiendo rápidamente en una supervivencia constante. Nada más salir de la habitación, el viejo reloj de mamá captó mi atención y aunque mi cuerpo resentía los trasnochos, sabía que ya no tenía tiempo para dormir. Al menos estaba segura de que mis hermanos, por muy tristes que estuviesen, seguían adelante, y yo no podía defraudarlos.

Una hora más tarde, el olor del desayuno logró levantar a todos y sin que se los pidiese, Jane y Jacob se encargaron de alimentar a Rose y Lila. Charly colocó la mesa y Lineth y Bell se dedicaron a barrer el polvo.

Jeune fille indomptableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora