Jeune fille indomptable

Capitulo. 91

La lluvia no me dejaba ver nada y el frio me hacía temblar frenéticamente, sin embargo, su mano me daba firmeza ante nuestro destino incierto. Ni una palabra fue necesaria entre ambos para que confiase en él... Y en cierto modo algo así me aterraba.

El sonido de caballos llamó mi atención y entonces descubrí las caballerizas a pocos pasos de nosotros. Andrew me guío hasta aquel lugar y no pude estar más aliviada cuando la lluvia dejó de empaparnos; el lugar estaba en total penumbra a excepción del pequeño cuartito donde solía descansar Richard. Pensé que le alertaría, pero en su lugar me llevó al interior de los establos donde el viento no pudiese empeorar nuestro frio, él no soltó mi mano en ningún momento a pesar de que temblaba tanto como yo.

— ¿Estas bien? — Su voz resonó en mi cabeza como si se tratase del eco de las montañas, Perdida en mis propios pensamientos tan solo asentí. — Espera.

Aun aturdida por lo sucedido me limité a observar el lugar mientras Andrew corría en otra dirección. Los corceles descansaban tranquilamente y pude divisar a aquel semental de negro pelaje que en el pasado tuve la oportunidad de montar, Midnight parecía el único atento a la gran tormenta que se daba en el exterior y atraída por el animal me acerqué para acariciarlo. Me traía bonitos recuerdos...

Cuan cerca había estado... Sin duda el aspecto de Abraham me preocupaba enormemente, estaba desequilibrado y me aterraba la idea de lo que hubiese pasado de no haberme encontrado con Andrew, tal vez hubiese conseguido alejarme a tiempo, pero sin duda nunca hubiese pensado en acudir a las caballerizas como refugio. El miedo era un peligroso sentimiento que me impedía pensar con claridad.

— Toma. — Andrew regresó con la misma rapidez con que se fue y antes de que pudiese emitir una sola palabra, me colocó sobre los hombros una lona seca que se utilizaba para cubrir a los caballos en invierno.

— Gracias...

No podía sacar de mi cabeza sus palabras, aquella confesión desesperada que en otras circunstancias me hubiese bastado para saltar a sus brazos. Aun no podía creerme que le hubiese rechazado. Agotada de tantas emociones me alejé de él y tomé cobijo sobre algunas pilas de heno con la esperanza de que me diesen calor; todo mi vestido estaba empapado y el cabello se me pegaba a la cara, al encontrarme descalza mis pies se habían llenado de lodo y me hacían tiritar. Que desastre.

— La lluvia no se detendrá en un tiempo. — Escuché comentar a Andrew. Vaya... Habíamos vuelto a las conversaciones sin sentido.

El muchacho me siguió y ovillada sobre mí misma, le vi dejar una lampara de aceite frente a mí, la luz ambarina le iluminó y pude descubrir que él se encontraba en peor estado que yo, incluso parecía como si hubiese caído al lago; su cabello escurría gruesas gotas sobre su rostro y su camisa se había vuelto traslucida con la humedad y dejaba una clara vista de su cuerpo, no pude evitar pensar que al menos sus pantalones eran de una tela diferente... ¿Pero en que estaba pensado? Vaya locura.

— Naomi, tus pies. — Señaló de pronto, ni siquiera me di cuenta del momento en que se acercó tanto.

— ¿Qué?

— Sangras.

No entendí de lo que hablaba hasta que observé mis propios pies y descubrir que el lodo comenzaba a mezclarse con un ligero hilo de sangre; no sabía en qué momento me había golpeado, pero sin duda los nervios del momento ni siquiera me permitieron sentirlo. De nuevo, Andrew ni siquiera espero una respuesta por mi parte y le vi marcharse en otra dirección. ¿Qué estaba haciendo allí? Después de lo que le había dicho realmente estaba segura de que no volvería a acercárseme, y quizás por ello estaba tan triste...Una parte de mi se arrepentía de haber dicho que no. Sin embargo, la otra no podía dejar de pensar en Dalia.